Punto de vista de Armonía.
Conduje hacia mi casa y una sensación de traición me inundó, lo cual fue ridículo. No éramos pareja, y él no me traicionó. Estaba soltero y podía hacer lo que quisiera con quien quisiera. Dolía, pero lo superaría. Por eso no me ilusionaba con los hombres.
Entré en mi cochera y apagué el motor. Salí del auto, cerré la jaula y caminé hacia la entrada. Una vez dentro, cerré y aseguré la puerta detrás de mí. Mi teléfono había estado vibrando sin parar, pero lo ignoré.
Saqué el teléfono de mi bolso y vi las llamadas perdidas y los mensajes de Mav. Los borré todos y luego lo bloqueé.
No necesitaba este drama cuando tenía tantas cosas en mi mente. Era lo mejor. De todos modos, no tenía tiempo. Me dirigí a la nevera y saqué una botella de vino. Nunca bebía, pero esto lo merecía. Una copa no haría daño.
Descorché la botella y me serví una copa. Quitándome los tacones, caminé hacia el patio trasero y me senté.
¿Cómo pudo recibirla con los brazos abiertos después de lo