—Bueno, Danny, como tú lo llamas, es mi hermanastro. Así que, como hermano mayor, tengo que ayudarlo. Es familia, después de todo —dijo mientras levantaba la mirada hacia él y ponía los ojos en blanco, lo que provocaba que me agarrara la cara con fuerza.
—Vuelve a poner los ojos en blanco y te los arrancaré para que rueden por el suelo. No me importa lo que le hiciste a Foxy Barnes. Se lo merecía. Estaba más que dispuesto a ofrecerte condiciones. Pero viendo lo irrespetuosa que eres, creo que tendré que darte una lección. Cuando termine contigo, dejaré que mis hombres se diviertan. Luego, mi dulce Ángel, serás subastada —se rio mientras sus dedos se clavaban dolorosamente en mis mejillas y me acercaó más a él.
—Adelante, entonces. Pero escucha bien, Dane Weston: todos ustedes morirán —le dije antes de escupirle en la cara y reírme. Me golpeó en la cara y caí al suelo. Mi cabeza rebotó contra las tablas del piso. Me giré a un lado, gimiendo de dolor.
—Llévenla a las celdas y átenla. Me