Me excusé porque estaba teniendo un pequeño colapso. Me dejaron sola, por lo que agradecí y caminé hasta afuera, justo cuando el sol comenzaba a salir. Boomer corría como un galgo desbocado mientras yo me acercaba al columpio y me sentaba.
Observando el amanecer, sentí paz. Entonces, me golpeó la realidad: había sido tan egoísta al mantener a Rebel alejada de todos. Aunque en ese momento creí hacer lo correcto, al mirar atrás, me di cuenta de que estaba equivocada.
Solo estábamos Boomer y yo, se acercó y se sentó frente a mí, con la lengua colgando de un lado de la boca. Alcancé a rascarle la cabeza, así que se apoyó en mi caricia. Para ser un perro tan grande y temible, era mi niño suave.
“Gracias, Boomer, por ser nuestro protector. Por ser no solo mi bebé, sino también mi familia.” Le dije, él gimió como si entendiera, así que me levanté para sentarme en el suelo. Él se acostó a mi lado, apoyando su enorme cabeza en mi regazo.
“Ahora sé que mantener a todos alejados fue lo peor que p