Libro 1 y 2 de la serie de Lycans Reales. ---------------- "¿Es él tu pareja destinada?" Fruncí el ceño y le dije: "¿Qué quiere decir? ¿Usted cree en las parejas destinadas? No sabía que era un romántico, Sr. Bennett". No pude ocultar mi tono burlón. Abrió mucho los ojos, suspiró y dijo: "No tienes idea de lo que estoy hablando, ¿verdad?" _ _______________ Cuando pensó que tenía su vida resuelta, su marido le demostró lo contrario. Poco sabía Emma Spencer que el destino tenía otra vida y otra pareja reservada para ella... O ¿debería esperar parejas? Harem inverso / 4 parejas/ Magia / Traicion / destino / realeza / romance
Ler maisEmma Spencer.
“Y con eso concluye mi presentación sobre innovación educativa. Muchas gracias a todos por asistir.”Patrick Sheldon, el decano de la universidad dice, “Damas y caballeros, esta fue la presentación magistral de la Dra. Spencer, profesora interina de la universidad de Stanford”Puedo observar como el público se pone de pie aplaudiéndome. Algunos gritan, “¡Bien hecho!” y no puedo evitar sonreír.Me bajo del escenario y me encuentro cara a cara con el principal benefactor de la universidad: Peter Bennett.Es el multimillonario más codiciado del país. Observo al inmenso hombre que está de pie frente a mí.Extremadamente alto, una pared de puro músculo, pelo castaño un poco más largo arriba que en los costados, ojos de color almendra, labios carnosos, mandíbula fuerte y barba recién cortada.Viste un traje negro, hecho a la medida. Atractivo, varonil, el sueño de cualquier mujer, el cual hace que tus bragas se mojen, solo con mirarlo.Con una sonrisa perfecta dibujada en sus labios y sus ojos fijos mirándome intensamente, me dice con una voz ronca y seductora. “Qué gran presentación, Dra. Spencer. Estoy absolutamente maravillado con su inteligencia.”Abro mucho los ojos, sin saber que decir. Nunca un hombre había coqueteado conmigo, alagando mi inteligencia. En verdad que es refrescante.Sonrío a sus palabras y le digo. “Gracias por el cumplido, Sr. Bennett. Ahora si me disculpa, debo marcharme. A parte de Dra. soy madre y debo ir a recoger a mi pequeña. Fue un gusto conocerlo.”Veo como su sonrisa se desvanece y es cambiada por una mirada fría, oscura y… francamente aterradora. Trago fuerte y no espero a que me responda. Solo quiero salir de ahí.Me despido de todos, disculpándome de no poder quedarme a la recepción y rápidamente me voy a mi auto. Cuando me dispongo a encender el motor, un golpe en el vidrio me saca de mi tren de pensamientos. Levanto la mirada y veo que es el Sr. Bennett, nuevamente.Bajo el vidrio y le digo. “¿Se le perdió algo Sr. Bennett? Estoy segura de que hay muchas mujeres ahí dentro, dispuestas a hacer lo que usted les pida.”Él levanta una ceja y dice. “¿Y usted Dra.? ¿No está dispuesta a complacerme?”Frunzo el ceño y le digo. “Discúlpeme Sr. Bennett, pero no es mi trabajo complacerlo. Creo que me está confundiendo con alguien más. Ahora si me disculpa, debo marcharme.”“Espere un momento, Dra. Spencer. Me disculpo por mis comentarios dichos, pero por favor respóndame. ¿Es usted casada?”Cuelgo mi cabeza hacia un costado, pensando en su pregunta. Es cierto, que la razón del por qué me casé, es aún controversial, por no decirlo menos. Miro mis manos y veo que no tengo mi sortija de boda.Quizás es por eso por lo que pregunta. Le miro a los ojos, y veo como brillan por la anticipación a mi respuesta. Se acerca a mi rostro, queriendo escucharme. Puedo oler su aroma, el cual me invade, hace que mí pulso se acelere y… francamente se me hace agua a la boca. Agito mi cabeza confundida y le respondo secamente, “Si, lo estoy.”Luego, voy a subir el vidrio, cuando me detiene diciendo. “¿Es él su pareja destinada?”Frunzo el ceño y le pregunto. “¿A qué se refiere? ¿Usted cree en las parejas destinadas? No sabía que era un romántico, Sr. Bennett.” No puedo ocultar mi tono burlón.Él abre los ojos, suspira y me dice. “No tiene idea de lo que estoy hablando, ¿cierto?”“A decir verdad, Sr. Bennett, no tengo absolutamente ninguna idea de lo que se refiere. Ahora si me disculpa, por favor, de verdad que necesito irme. Tengo que ir a buscar a mi hija.”Veo como abre mucho sus ojos y con su mano sobre la ventana me vuelve a detener diciendo, “¿Tiene una hija? ¿Qué edad tiene?”Frunzo el ceño, molesta por el interrogatorio, mientras digo. “Francamente, Sr. Bennett, no es de su incumbencia. Buenas tardes.”Subo el vidrio, enciendo el motor y me marcho de ese lugar a toda velocidad. Veo la hora, 15:45. Voy justo a tiempo a recoger a Maddie al Kindergarten.Mientras voy manejando, recibo una llamada. Contesto y escucho por los parlantes a mamá. “Hija, que bueno que me contestas. ¿Cómo estuvo tu conferencia?”Sonrío a su pregunta y le digo, “Excelente, mamá. Tuve muy buenas críticas y muchos aplausos. Solo espero poder impactar en la educación de este país con mi investigación.”“Y lo harás hija. Desde pequeña, mostraste signos de una inteligencia suprema y tus ganas de ayudar a la comunidad, enseñándoles a ser mejores. Eres un ejemplo para seguir mi niña y no podría estar más orgullosa de ti.”“Gracias mamá, como siempre eres mi más grande fan.” Escucho como se ríe a mi comentario.Luego añade. “Si cariño, soy tu más grande fan, junto con tu padre. Hablando de padre, es por eso por lo que te llamo. ¿Podrías ir a tu casa a buscar las herramientas que le prestó a tu marido? Dice que las necesita con urgencia.”“Mamá, voy de camino a buscar a Maddie. ¿Puede ser después?” Mi madre se queda en silencio por un momento, luego dice. “¿Por qué no la pasó yo a buscar? Estoy muy cerca del kindergarten y después podemos tomar el té. ¿Qué te parece mi idea?”Frunzo el ceño y le pregunto. “¿No te molesta pasarla a buscar?”“Cariño, ¡Como podría molestarme! Es mi nieta, es mi única nieta.”Suspiro a sus palabras y sé que ha utilizado la carta de “mi única nieta”.Le respondo. “Bien, iré a la casa a buscar las herramientas. Nos vemos en un rato, mamá. Te quiero.”“Y yo a ti, cariño.” Ambas cortamos la comunicación. Suspiro, me detengo, señalizo y cambio de carril para dirigirme a casa.El viaje transcurre rápido, ya que aún es temprano y el tráfico es muy poco a esta hora. Me estaciono en la entrada de la casa dentro del barrio, Valle alto. Salgo del auto y camino hacia la puerta.Ingreso a la casa, cierro la puerta y dejo las llaves en la mesa que está en el corredor. De repente, me detengo en seco.Mis ojos recorren el lugar, deteniéndose en la escalera. Ropa femenina que no es mía está tirada a lo largo de la escala.Sigo el camino y veo que se dirige hacia arriba. Siento como en mi estómago hay una tormenta de emociones. Quiero llorar, gritar, despedazarle la cara, porque sé que, una vez que llegue arriba y vea lo que tenga que ver, mi vida cambiará drásticamente.Subo lentamente las escaleras, mientras siento como la bilis se me sube por la garganta. Llego a la puerta de mi habitación, que está abierta de par en par.Mi corazón late a mil por hora y mi respiración va igual de rápida. Me detengo, antes de ingresar mientras escucho a una mujer gritar, “si, si, así, ¡dámelo como me gusta! Si, eres el mejor, cariño. Si, méteme tu enorme polla, si hazlo, fuerte, ¡más fuerte!”La hija de puta cree que está en una película XXX y tengo claro que es fingido, porque ni de coña Alberto es tan bueno en la cama.Furia instantánea me inunda. Camino un par de pasos y ahí los veo. Alberto se la está cogiendo en mi cama, a cuatro patas.Me les quedo mirando atónita, totalmente desconcertada, mientras la mujer dice. “Ay amor, dime que me amas, ¡dímelo! ¡Me estoy viniendo!”Él le grita, “¡Te amo Annie!”Respiro profundo, de modo de poder calmar mi ira y digo carente de cualquier emoción. “Qué bueno es saber que la amas. Sería un total desperdicio terminar con nuestro matrimonio, solo por la calentura del momento.”Veo como Alberto se gira y ambos gritan, cubriéndose el cuerpo con las sábanas. Con mis sábanas, malditos hijos de puta. Alberto dice. “Amor, ¿Qué haces aquí? No te creas lo que escuchaste, cariño. Es a ti a quien amo.”Observo la reacción de la mujer, y la reconozco como su secretaria y la lástima que siento por ella, ayuda a mitigar mi ira.“¿Y tú te crees que yo soy idiota? ¿Hace cuánto tiempo te estás cogiendo a tu secretaria? ¡Maldito hipócrita! ¿Sabes qué? Déjalo. Me voy de aquí.”Paso por la habitación y saco mi maleta. Ni de broma me quedo en esta casa, sabiendo que el muy mal nacido se cogió a su amante ¡EN MI CAMA!Alberto se levanta, se viste, rogando perdón. No escucho sus patéticas excusas. Lleno la maleta con las cosas indispensables para mí y Maddie y sin más demora, salgo de la casa a la que alguna vez llamé hogar.Maddison Spencer – Bennett.El día había llegado. Aquel que llevaban semanas planeando y que debía salir perfecto. Este era el día en el que conocería a los 20 candidatos seleccionados por el cofre celestial.Sentí que mi corazón se hundió en mi pecho cuando no leí el nombre de Sokaris en el listado. Mamá me había dicho que, en sus sueños, él estaba disputando el trono, acompañándome. Entonces no lo entiendo. ¿Dónde carajos, está?Suspiré, sentada en mi cama, aún envuelta en la toalla, acariciando inconscientemente mi muñeca. Me la llevé a la boca y sutilmente soplé.Las luces tintinearon y la voz ronca y aterciopelada de Sokaris, invadió mis sentidos diciendo: “Creí que ya no me querías, Suicune… han pasado muchos días sin que me llamaras.”Miles de mariposas batieron sus alas en mi estómago al escuchar su voz y un escalofrío me recorrió la espalda.“¿Sabes lo que está pasando aquí, Sokaris?” —le pregunté sin perder el tiempo. Necesitaba entender por qué su nombre no estaba en el cof
Punto de vista en tercera persona.Dos semanas después…“¡Damas y caballeros! Les damos la más cordial bienvenida a esta transmisión en vivo desde los jardines reales…” —Se escuchaba hablar a la promesa del espectáculo Thomas Coleman, en su transmisión en vivo, mientras el personal del palacio veía la televisión desde la cocina real.Lo cierto es que después de la explosión, se dio a conocer la información del torneo y la familia real, por primera vez en semanas, pudo tener un respiro del escrutinio público. La idea obtuvo mejor aceptación de la que jamás creyeron posible.Desde ese día, los tres principales aquelarres de la sociedad de hechiceros se reunieron para conjurar el cofre celestial, de modo de sellar su magia y que no pudiera ser contaminada ni alterada por nadie. Les tomó una semana entera poder hacerlo. Luego, los alfas se presentaron.Uno a uno, desfilaron por los jardines de palacio, dejando su nombre en el cofre celestial, con la esperanza oculta de ser escogidos. Cada
Maddison Spencer – Bennett.Por un segundo sentí que estaba muerta. Un dolor agudo invadió todo mi cuerpo, mientras que un sonido punzante abatía mis oídos.Intenté reincorporarme, con gran dificultad, mientras veía que Alonso trataba de decirme algo. Podía observar que sus labios se movían, pero no escuchaba nada. Eso me desorientó por completo.Abrí y cerré muchas veces los ojos, con la esperanza de que mi orientación volviera, pero fue en vano. Dado que no pude reaccionar, Alonso me tomó en sus brazos y me cargó hacia otro lugar.Miré a mi alrededor y todos corrían por doquier, mientras nos invadía una gran cortina densa de polvo y escombros. Lo que hace unos minutos era la inauguración de un nuevo orfanato, se convirtió en una escena de una película de guerra.De repente, el sonido volvió.“¡Maddison! Por favor pequeña, ¿me escuchas?” —gritaba Alonso, totalmente desesperado.Puse una mano en su hombro y en un susurro solo dije: “Sí, te escucho.”“¡Oh, gracias Diosa!” —Sonrió mientr
Maddison Spencer – Bennett.Fruncí el ceño, confundida. ¿Qué demonios hacía ella aquí? ¿Quién la invitó? ¿Por qué mamá y Alonso están a la defensiva? ¿Qué estará planeando, ahora?Tengo clarísimo que, si mi tía Wilma está aquí, nada bueno se viene. Aún tengo recuerdos de cuando tenía cinco años y ayudó con mi secuestro. Si bien no recuerdo que haya sido ella la que invadió la cabaña en la que estaba, si recuerdo vívidamente, que fue a mi habitación a verme.Recuerdo, como si fuera ayer, sus palabras… «Jamás permitiré que tú seas la reina, mocosa… No eres nada.»Por lo tanto, nunca he estado feliz de que exista, respire o simplemente esté viva.Me crucé de brazos y dije: “Tía Wilma… ¿Quién te dejó salir del agujero al que llamas hogar?”Abrió mucho los ojos y dijo: “Emma, ¿así es como has criado a esta mocosa insolente? ¿Sin un ápice de respeto por sus mayores?”Sonreí irónica y le dije: “El respeto se gana, Wilma… ¿O acaso no recuerdas lo que me dijiste cuando era una niña y el monstru
Maddison Spencer - Bennett.Me quedé viendo a Alonso con los ojos muy abiertos. Me sequé la mano y rápidamente le quité el teléfono de sus manos.“¿Alice?”“¡Princesa! He intentado comunicarme con usted, pero había sido en vano. ¿Ha visto su calendario?”Fruncí el ceño y me maldigo por haber sido descuidada. Suspiré y le dije: “No lo he visto.”“Debe venir a mi consultorio lo antes posible. Usted sabe que las inyecciones anticonceptivas son muy efectivas, siempre y cuando se hagan en la fecha correspondiente. Ya han pasado tres meses desde la última.”“Lo entiendo totalmente, Alice. Debido a que mi primer cambio fue anoche y por protocolo real, no puedo salir. ¿Puedes venir al palacio? Esto es algo que me preocupa mucho.”“Ningún problema, princesa. Estaré allí al mediodía.”“Muchas gracias, Alice. Nos vemos al mediodía.” —Y sin más, ambas cortamos la comunicación.Alcé la mirada y ahí estaba la de Alonso, esperando algún tipo de explicación. Suspiré y calmadamente dije: “¿Puedo termi
Maddison Spencer – Bennett.Contuve la respiración… Abrí mucho los ojos y busqué al dueño de esa voz, la cual tenía múltiples efectos no esperados, en mí, pero fue en vano… Él no estaba aquí.Suspiré decepcionada, creyendo que fue una invención de mi cerebro creativo, cuando lo escuché decir: “No me busques entre esas cuatro paredes, mi diosa. Siempre que quieras escucharme, sopla en el punto cardinal del sur y podrás hablarme.”“¿Cómo estás en mi cabeza? ¿Es un enlace mental?”“Hum… en una forma, si lo es. Los enlaces mentales solo funcionan dentro de un rango reducido de distancia. La rosa de los vientos te permitirá contarte con cualquiera de nosotros en cualquier momento que lo necesites.”Fruncí el ceño. “¿Nosotros? ¿A qué te refieres?”Lo escuché sonreír y luego dijo: “Sé que no soy el único, diosa mía. Pero es un precio que estoy dispuesto a pagar con tal de tenerte nuevamente conmigo. Soy capaz de compartirte, con tal de no volver a separarme de ti. Te he esperado durante sigl
Último capítulo