Libro 2. Capítulo 18. El cofre celestial.
Punto de vista en tercera persona.
Dos semanas después…
“¡Damas y caballeros! Les damos la más cordial bienvenida a esta transmisión en vivo desde los jardines reales…” —Se escuchaba hablar a la promesa del espectáculo Thomas Coleman, en su transmisión en vivo, mientras el personal del palacio veía la televisión desde la cocina real.
Lo cierto es que después de la explosión, se dio a conocer la información del torneo y la familia real, por primera vez en semanas, pudo tener un respiro del escrutinio público. La idea obtuvo mejor aceptación de la que jamás creyeron posible.
Desde ese día, los tres principales aquelarres de la sociedad de hechiceros se reunieron para conjurar el cofre celestial, de modo de sellar su magia y que no pudiera ser contaminada ni alterada por nadie. Les tomó una semana entera poder hacerlo. Luego, los alfas se presentaron.
Uno a uno, desfilaron por los jardines de palacio, dejando su nombre en el cofre celestial, con la esperanza oculta de ser escogidos. Cada