Era el gran día de Amelia y Dameron. El día anterior en el jardín había hecho que Dameron se diera cuenta de que tenía una debilidad por Amelia, ya que se había quedado junto a su coche y había observado lo serena que se veía mirando las flores y las mariposas que la rodeaban.
Sabía que Amelia era consciente de su presencia, pero decidió ignorarlo, lo cual estaba bien para él. Los había llevado a ambos de vuelta a la mansión cuando Amelia se había quedado dormida inconscientemente en su lugar secreto.
Hoy era el día que marcaba el comienzo de su contrato como marido y mujer. Amelia se paró una vez más frente al gran espejo mientras la estilista que habían contratado la vestía con su traje de novia. El momento la llevó de vuelta al recuerdo de su cumpleaños, solo que ahora era su boda.
Ella suspiró al darse cuenta de que sus padres nunca la verían lucir tan hermosa como novia, pero supuso que era lo mejor, ya que el acuerdo detrás de todo era falso.
Su vestido de novia era de un blanco