Amelia se había ensimismado. Se encontraba viviendo la vida como si careciera de sentido para ella. Ni siquiera podía recordar la última vez que había reído o sonreído. Era un día escolar y ella estaba en casa. Estaba cansada de todo y realmente no podía obligarse a ir a la escuela.
Estaba sentada en su cama mientras pensaba en cómo estaría lidiando su padre y también Effie. La muerte de su madre era algo que sabía que les iba a pasar factura a todos cuando sucediera. A ella, la peor, porque ni siquiera estaría allí para presentar sus respetos. Un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos.
"¿Quién es?", preguntó Amelia débilmente.
"Es tu esposo y sugiero que abras la puerta antes de que la tire abajo", dijo Dameron desde el otro lado de la puerta.
Amelia se levantó de la cama y le abrió la puerta a Dameron, quien entró en su habitación con una bandeja de comida. Amelia puso los ojos en blanco ante esto. No podía entender por qué siempre tenía que actuar como si se preocupara por e