La impaciencia y la marcada indiferencia eran visibles en la expresión de Gabriel. Regina le sostuvo la mirada, sin mucho aplomo; era evidente que él quería marcar distancia, como si quisiera fingir que no la conocía después de lo ocurrido, temeroso de que ella intentara algo más. Si Regina tuviera un mínimo de amor propio, no debería insistir.Sin embargo, al recordar que Maximiliano y Jimena la habían estado engañando juntos desde el año pasado, la rabia que sentía era difícil de aplacar. Gabriel no solo era el hombre del que Jimena había estado enamorada durante cuatro años sin ser correspondida; también superaba a Maximiliano en todos los aspectos. Los amigotes de Maximiliano estaban convencidos de que ella solo se hacía la difícil, seguros de que no encontraría a nadie mejor que él. Aunque fuera por puro orgullo, Regina tenía que conquistar a Gabriel.
—¿Me pasas tu número?
Regina sacó el celular. Al ver que Gabriel la observaba con fijeza, inmóvil, improvisó a toda prisa.
—Me comp