Gabriel pasaba durante su ronda y entró a echar un vistazo.
Mateo tenía antojo de fruta, así que Gabriel le peló dos manzanas y se las dejó en un plato a un lado.
Cuando se disponía a salir, Mateo levantó la mirada.
—Gabriel, mañana no te molestes en traerme comida. ¡Regi va a encargarse!
Al oír el nombre «Regi», Gabriel se detuvo en seco y su expresión se endureció.
—¿Acababas de hablar con ella?
Mateo asintió, con una sonrisa.
—Sí, me transfirió $2000 y hasta me pidió disculpas por WhatsApp. Me agarró desprevenido. Dijo que era por si necesitaba dinero, que usara el suyo. ¡Es la primera vez que conozco a una muchacha tan linda!
Al escuchar las palabras «tan linda», Gabriel esbozó una sonrisa cargada de ironía.
«Pero la imagen de ella, llorando al irse al mediodía, cruzó su mente. Recordó los $2000 que le había transferido a él anteriormente. Si en su cuenta solo tenía esa cantidad y la había enviado toda, ¿de qué iba a vivir ahora?»
Una oleada de fastidio lo invadió.
—Pero se los reg