Capítulo 459
Pasados unos diez minutos, la puerta del salón privado se abrió y entraron varias personas. Eran puras caras conocidas. El último en entrar fue Sebastián.

Todos buscaron un lugar para sentarse. El asiento junto a Regina estaba vacío, y Sebastián lo ocupó con toda naturalidad. Ella se sintió un poco incómoda, pero los demás ya estaban más que acostumbrados. Ernesto saludó a Regina con una sonrisa amplia.

—Regi, ¿qué te pareció la presentación de nuestro Sebastián hoy?

—Estuvo muy bien —respondió ella con reserva.

—Como que esa respuesta no dice mucho.

Ernesto miró de reojo a Sebastián.

—A nuestro Sebastián no le va a gustar, ¡se va a poner a dudar de sí mismo y a torturarse otra vez!

Ernesto pronunció la palabra torturarse con especial énfasis. Regina se quedó perpleja, sin entender a qué se refería. Andrea intervino.

—Nuestra Regi es muy sincera. Si algo le gusta, lo dice, y si no, también. Ella no sabe mentir. Si dijo que estuvo "muy bien", es porque le encantó.

Ernesto desvió la mira
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