Andrea la observó y, al comprender la situación, le dijo con fastidio:
—Por favor. No me vengas con el cuento de que apenas se han visto o que no crees en el amor a primera vista. ¡Lo que a ti te preocupa en serio es que eres divorciada!
Lo dijo con una convicción tal, que Regina no supo cómo rebatirlo.
—¿Sebastián no sabe que estuviste casada?
Ella se mordió el labio.
—Ya se lo dije.
—A ver, entonces él ya sabe que te casaste y te divorciaste, y aun así quiere estar contigo. A él no le importa, ¿por qué a ti sí? —continuó Andrea, cada vez más seria—. El mundo del espectáculo está lleno de mujeres guapísimas, y en todos estos años no ha tenido ni un solo escándalo con nadie. Eres su fan, ¿o ya se te olvidó?
—Lo sé —respondió Regina en voz baja.
—Tú siempre has sido muy valiente. ¿Por qué ahora te da miedo? Lo que pasó con Gabriel fue solo una relación que no funcionó, trátalo como eso. No es para tanto. Mira el lado bueno: Gabriel tiene dinero, y cuando te divorciaste, te quedaste con