Apenas salieron del salón privado, sonó el celular de Regina.
Lo sacó y vio que era Lisa.
Le avisó a Sebastián:
—Voy a contestar.
Él asintió y se detuvo a esperarla.
En cuanto contestó, se escuchó la voz de Lisa.
—¡Regi, tienes que venir! Te quiero presentar a un cliente.
Regina se sorprendió.
—¿Ahorita?
—¡Claro, ahorita! ¿O ya te ibas a dormir? ¡Todavía es súper temprano!
—Es que estoy en la calle y estoy ocupada. No creo que pueda ir.
—¡Regi, escúchame, es un clientazo! Vio el collar que me diseñaste, le encantó tu estilo y me pidió que te presentara.
Hizo una pausa y bajó la voz, como si le contara un secreto.
—Te lo digo en serio, las joyas que encarga Victoria no bajan del millón de dólares. Si logras que sea tu clienta, tu negocio va a despegar. Te lo digo porque somos amigas, no vayas a desperdiciar esta oportunidad que te estoy dando.
—Es que hoy en serio…
Sebastián intervino.
—Ve.
Lisa escuchó la voz y se sorprendió.
—Regi, ¿por qué se escucha un hombre? ¿Ya estás con alguien?