Era imposible que fueran diamantes de mala calidad.
El resplandor de todos era excepcional.
Con el video de la estudiante universitaria como prueba, otras clientas también empezaron a publicar fotos de las joyas que habían comprado.
Pronto, el tema #JoyasDeCalidad se convirtió en número uno en tendencias de Twitter.
Andrea le pidió a Verónica que publicara un tuit mencionando a la influencer. En el mensaje, proponía ir personalmente a la ciudad de la bloguera, con un camarógrafo que grabaría todo el proceso para transmitirlo sin cortes ni edición.
El gemólogo podía ser elegido por ella, y el lugar de la tasación también. Si se demostraba que sus piezas tenían algún problema, estaban dispuestas a pagar una compensación de diez veces su valor y a disculparse en redes sociales.
Después de que se publicó el tuit, la influencer no respondió.
Regina sentía un nudo en el estómago. Aunque estaba segura de la calidad de sus piezas, no podía evitar pensar en la posibilidad de haberse equivocado…