La respuesta provocó que la expresión de Gabriel se volviera seria, y cualquier palabra para intentar salvar la situación se le quedó atorada en la garganta.
—¿No habías dicho que te gustaba?
Aunque le dirigió la pregunta a Regina, la lanzó con la clara intención de que Maximiliano la escuchara.
A él se le transformó la cara por un instante, pero logró contenerse y mantener la compostura frente a su rival.
Ella se mordió el labio.
—Que me gustaras antes no significa que me sigas gustando ahora.
La mandíbula se le tensó.
—¿Volviste con él?
Al escuchar cómo intentaba voltear la situación en su contra, ella empezó a sentir tanta furia que sentía que se quemaba por dentro. No lo negó. Si él podía engañarla con Mónica, entonces ella tenía todo el derecho de estar con Maximiliano.
—Piensa lo que quieras.
Sus labios se convirtieron en una fina línea.
Había creído que ella quería el divorcio por lo de Mónica, pero ahora era claro que la verdadera razón era Maximiliano. Y por mucho que él no qu