Todos habían escuchado lo que Andrea Sáenz acababa de decir por teléfono.Andrés, picado por la curiosidad, se inclinó para observar mejor. Su hermano, Héctor, solía juntarse con el grupo de Maximiliano, así que, naturalmente, tenía alguna vaga idea de quién era Regina.
—¿Regina? ¿No es la que andaba pegada a Gabriel antes?
Sebastián Sáenz miró con aire burlón al tipo que tenía enfrente.
Andrés posó la vista en Gabriel y rebuscó en su memoria.
—Ahora que lo dices, creo que sí. ¡Es cierto!
—Esa chica, desde niña se veía que iba a ser guapísima. Y no decepcionó, está muy bella, y qué bien se puso...
Gabriel tiró las cartas sobre la mesa y se levantó de golpe.
Sebastián y Andrés lo miraron extrañados.
Con expresión seria, Gabriel anunció:
—Me acordé de que tengo un pendiente. Sigan ustedes.
Dicho esto, se fue.
...
El hermano de Andrea no tardó en responder: estaba dispuesto a hacerle el favor.
Regina sintió por fin que le quitaban un peso de encima.
Ese viernes, Andrea la llevó a un salón