Después de la cena en el restaurante japonés con sus colegas, Regina pidió un taxi para volver a casa. El carro se detuvo en el semáforo de un cruce, esperando entre el tráfico. Regina miró la hora en su celular, y justo en ese instante, el aparato vibró.Una llamada entraba.
Al ver el nombre de Héctor Vargas en la pantalla, la primera reacción de Regina fue dejarlo sonar.
Sin embargo, recordó las palabras de Lisa ese día y terminó por aceptar la llamada. Su voz sonó distante.
—¿Qué necesitas?
—¡Tienes que venir ya al 1997!
Regina estaba a punto de negarse, pero Héctor continuó, con urgencia notable en su voz:
—Andrea me acaba de marcar. Preguntó dónde estaba Maximiliano y le di la dirección… Seguro viene para acá hecha una furia. ¡Me da pánico que arme un escándalo!
—¡Voy para allá!
En ese momento, el semáforo cambió a verde. Regina le indicó al conductor que diera vuelta en esa misma esquina.
...
Por suerte, no estaba lejos del 1997. Unos diez minutos después, el taxi se detuvo frente