Así que, después de todo, sí se preocupaba por ella y por el bebé.
Regina sonrió. Recordó lo que Andrea le había contado: no solo era médico, sino que también dirigía una empresa. Le respondió el mensaje.
[No te preocupes por mí. Mañana cambio mi turno con una compañera y le pido a Andi que me acompañe a la clínica. Si pasa cualquier cosa con el bebé, te aviso enseguida.]
Después de un momento, él respondió con un mensaje seco.
[Ok.]
El interés de Gabriel le levantó el ánimo al instante. Tanto que, durante el resto de su turno, no pudo borrarse la sonrisa.
Andrea pasó por la tienda justo a la hora del almuerzo para que comieran juntas. Apenas salieron, le tocó el vientre a Regina y comentó en tono de broma:
—Con un esposo tan millonario, ¿qué haces todavía trabajando?
Se sonrojó al escuchar la palabra "esposo" y apartó suavemente la mano de su amiga.
—Ese es su dinero. ¿Qué tiene que ver conmigo?
—¿Cómo que no tiene que ver? ¡Ya están casados! Los bienes del matrimonio son de los dos,