Cuando su móvil sonó, Alex miró la hora en el reloj sobre la mesita de noche y vio que eran pasadas las tres de la mañana. Extrañada por la llamada se apresuró a contestar al darse cuenta de que era Manuel quien llamaba.
—¿Qué sucede, Manuel?
—Se trata de Becca, tiene fiebre muy alta y pese a que la hemos estado tratando desde temprano, no cede. Voy a llevarla al médico en este momento. Paula la está preparando y pensé que querrías saberlo.
—Por supuesto… ¿a dónde la llevas?
—A la clínica de siempre, ya hablé con el pediatra y nos esperará en la emergencia.
—Estaré lista en dos minutos y nos vemos allá.
—Tu edificio me queda de camino, puedo pasar por ti si lo deseas en unos minutos.
—Perfecto… estaré abajo.
Cortó la llamada y saltó de la cama, se vistió rápidamente y tras tomar su bolso y el teléfono, bajó a toda velocidad.
Al llegar abajo, solo esperó algunos minutos y vio el auto acercarse. Al detenerse, entró al puesto trasero del vehículo, donde venía Becca en su sillita. Se veí