SOFÍA
- Abogado, tengo que salir un momento, mi hijo ha estado inquieto y necesito ir a verlo.
- Claro Sofía, solo no tardes.
- Muchas gracias.
Bajé rápidamente hacia el piso de la guardería, resultó que Armando también estaba ahí.
- Hola amor - él cargaba a Aidan- les dije que no te llamaran, ya venía en camino, está muy inquieto, y llora mucho, tal vez le duela algo.
- Si, tal vez, ¿puedes llevarlo al doctor?
- Claro, no te preocupes, yo me encargo de mi pequeño hombrecito - se acercó y me besó brevemente - te avisaré.
Ya habian pasado un par de horas, y aún no tenia noticias de Armando, mi ansiedad crecía con cada minuto que pasaba.
Mi jefe me llamó a su oficina, necesitaba unos documentos.
-¿Cómo está tu hijo, Sofia?
- Aún no lo sé, mi esposo se encargó de llevarlo al médico, espero noticias suyas.
- Qué bien - se levantó de su asiento, rodeando el escritorio, se recargó y quedo muy cerca de mi, discretamente, retrocedí un paso.
- Eres muy hermosa, Sofía, dime. . . que haces con