El murmullo de voces la rodeaba. Lyra apenas era consciente de dónde estaba hasta que distinguió la claridad de la clínica. El olor a hierbas medicinales y el sonido metálico de instrumentos la hicieron enfocar. Estaba recostada en la camilla, Alona inclinada sobre ella, con esa mezcla de firmeza y ternura que la caracterizaba.
—No te muevas todavía —ordenó —. Finalmente lograste dejaste salir a tu loba nuevamente y eso fue demasiado, tranquila, no te preocupes.
Lyra entreabrió los labios para responder, quería decir que su cuerpo estaba bien, que la transformación no había dolido tanto como su mente, el dolor de los recuerdos, esas imágenes en su cabeza fueron peor que los huesos moviéndose y adaptándose a la loba que surgía dentro de ella, pero en ese momento ninguna palabra salió de su boca y solo permitió a Alona seguir con su evaluación.
Afuera en la entrada de la clínica se encontraba Ragnar, Nolan y Danika, habían estado esperando la evaluación de Alona.
—No sabía que estar