Salvia
Concentrarme en el trabajo era lo único que me mantenía cuerda. Mientras hubiese heridas que sanar, hierbas que preparar, técnicas que enseñar... casi podía ignorar el dolor constante del vínculo de compañeros. Casi.
—Él intenta disculparse. —Me recordó Aura por centésima vez.
—Después de creer lo peor de nosotras. —Repliqué, moliendo hierbas con más fuerza de la necesaria—. Después de permitir que Marcos lo manipulara tan fácilmente.
Pero incluso mientras mantenía mi fría distancia, sentía la presencia de Carlos cerca. Había estado buscando excusas para quedarse cerca toda la mañana, aunque me negaba a reconocerlo.
Apenas registré el primer aullido de advertencia; nos habíamos acostumbrado a los ataques. Pero el segundo aullido llevaba notas que nunca había escuchado antes, un terror puro que hizo que mi sangre se congelara.
Trajeron a las primeras víctimas segundos después; guerreros destrozados casi más allá del reconocimiento. Las heridas... Diosa de la Luna, nunca había vis