¿Como una simple humana puede llegar a ser la luna de un lobo Alfa? ¡Era insólito! Los hombres lobos no existen... ¿O sí? Lory Connor es una joven que después de mucho tiempo regresa a la que fue su antigua casa, una pequeña cabaña situada muy cerca del bosque. Allí compartió grandes momentos con su difunto abuelo y su hermana perdida. Pero está castaña jamás imaginó que, al regresar a este lugar, se encontraría con lo que siempre fue su destino... Kory Vanille, un poderoso alfa de la manada más grande que existiese en el bosque de la que nadie sabía nada. Kory al sentir la presencia de su verdadera luna va en su búsqueda, puesto que años atrás, el abuelo de la misma le entregó a la luna equivocada sin entender las razones del porque no le entregó a Lory. Ahora, Kory se enfrentaba al difícil dilema de aceptar a su luna o rechazarla por ser una humana. Encima de esto, este lobo, tiene a su cargo a dos pequeños cachorros que ha dejado su difunta pareja. Y no está seguro de que Lory esté preparada para ser de madre sustituta de un par de cachorros traviesos. ¿Kory terminará por aceptar a Lory cómo su luna destino a pesar de ser una humana? ¿Lory confiará en Kory a pesar de ser un hombre lobo?
Ler maisTrago saliva escuchando las fuertes pisadas de los hombres en la sala mientras estoy escondida en el sótano junto a mi abuelo y mi hermana mayor, los miro a los dos y parecen estar comunicándose, Leila me mira y suspira asintiendo.
— Pase lo que pase, hazle caso al abuelo, Lory — frunzo el ceño y veo que el abuelo le da un collar, se lo pone para luego abrazarme con fuerza y salir por la puerta, niego comenzando a llorar.
— No puedes dejar que se la lleven… — susurro, se escucha el aullido de un lobo, el abuelo me toma de la mano y a la vez una bolso que no había notado — Se han llevado a Leila, abuelo, se la han llevado lejos — sigo llorando mientras me sube a la camioneta.
— Lo sé, cariño, pero no podía hacer nada, tienes que irte del pueblo, ve a la ciudad, allá te quedaras con tu tía Lola — frunzo el ceño viendo que nos alejamos de la cabaña y nos adentramos al pueblo.
— No puedo irme, no puedo irme sin mi hermana, abuelo — me ignora, bajamos de la camioneta cuando llegamos a la estación de trenes, me toma de los hombros.
— Escúchame bien, Lory, pase lo que pase, no regreses a este pueblo, por favor… — no entendía lo que trataba de decirme mi abuelo pero si se veía así de preocupado como para decir que no vuelva al pueblo, es porque algo malo sucedió como para que se llevaran a mi hermana y yo tenga que escapar.
— No te preocupes, abuelito — lo abrazo y se escucha el sonido del tren a punto de marchar — ¿Te veré pronto? — asiente y entro al tren.
Lo siguiente que sucedió de esa despedida fue que pasaron 12 años y yo había regresado al pueblo, aunque mi abuelo había dicho que no volviera, yo no había prometido nada pero ahora que falleció y la cabaña quedó a mi nombre, no me pude quedar de brazos cruzados aunque tuviera una vida establecida en la ciudad.
— ¿Estas segura de que te quieres quedar? — pregunta mi tía Lola por teléfono, al parecer nerviosa porque me quedare en la vieja cabaña fuera del pueblo y cerca de un gran bosque inexplorado que nadie se había atrevido a explorar por los lobos, ese viejo cuento de hada de que en el bosque de Vanille habitan los hombres lobos.
— Tranquila, no me pasara nada — cuelgo y entro a la cabaña después de meter la última caja, solo será una semana, vendo la casa y regreso a la ciudad.
(…)
Me despierto exaltada al escuchar un ruido proveniente de la cocina, tomo el hacha de mi abuelo y salgo de mi habitación, me agacho buscando la linterna que deje en la caja fuera del cuarto y comienzo a bajar las escaleras con ayuda de la luz de la luna que entra por la ventana, ya en el pasillo escucho con atención, puedo escuchar murmullos.
¿Alguien entró a la cabaña?
— No hagas ruido, Liz — escucho la voz de un niño, lo que me deja anonada, sin esperar mucho entro a la cocina y enciendo la luz de está viendo a dos niños medio desnudos recogiendo lo que tumbaron al parecer, me miran ambos, sus ojos brillantes me impresionan pero más el pequeño parecido de la niña con mi hermana.
— Tía Lory… — dice la pequeña de unos 10 años, el niño se golpea la cabeza con la palma de su mano como si no hubieran planeado algo así.
(…)
Los niños toman de la taza de chocolate en la cocina sentados sobre la mesa mientras miro por la ventana el jardín poblado y más allá de la división de bloque el inmenso bosque. Me volteo viéndolos cubiertos por dos mantas y me cruzo de brazos.
— A ver si entendí, son hijos de mi hermana Leila… ella está muerta y ustedes se escaparon de su padre — digo y ambos se miran y asienten — Encima de que salieron del bosque — asienten por segunda vez.
La puerta se abre de golpe haciendo que me eche para atrás dándole la espalda a los niños, un lobo enorme entra a la cocina, miro la hacha en la puerta hacia el pasillo, pero está muy lejos.
— Él es nuestro padre — dice la pequeña Liz como si nada, la miro un momento y no parece para nada asustada, miro a Karl que tampoco está asustado sino aburrido.
— Niños, ¿Están bien de la cabeza? — pregunto extrañada de lo que estoy viendo con mis ojos, el lobo se transforma delante de mí aparece un hombre alto con cabellera negra y larga, cuerpo ejercitado con una mirada penetrante y ojos azul brillante, casi eléctricos, un hombre que salido de alguna novela vikinga estaba en la puerta hacia el jardín y desnudo.
— ¿Qué demonios es esto? ¿Mi luna es una humana? — pregunta haciendo que mi piel se erice con esa profunda voz.
— Creo que estoy soñando — caigo al suelo y todo se vuelve oscuro.
Era una niña cuando mi abuelo hablaba de los hombres lobos, sobre la manada que vivía en el bosque Vanille, contaba todo con tanto detalle que le creí en un momento pero al paso que crecí, esos cuentos de hadas era más que eso, cuentos y ya.
— ¡¿Cómo quieres que me calme si todos estos 12 años he sido engañado por Leila?! ¡Mi luna es una simple mortal, Arturo! — se escucha gritar, abro mis ojos y me siento en la enorme cama, miro a mi alrededor notando que estoy en un lugar desconocido.
— Despertaste — escucho a mi lado la voz de Liz, la miro — No creí que te desmayaría tan fácilmente — se ríe, Karl la mira y luego a mí.
— Sé que te parecerá loco de creer porque eres una humana pero no estas soñado, bienvenida a la manada Vanille del norte — dice el chico, miro hacia la puerta que se abre y el hombre que estaba en mi puerta me apunta.
— Mírala bien, Arturo, si los viejos de la manada se enteran de que la chica que traje hace 12 años no era mi luna, sino esta simple humana, me quitaran el puesto de alfa — escupe haciendo que me ofenda, el hombre a su lado llamado Arturo, rubio de ojos castaño igual de alto que el otro y con casi el mismo largo de cabello, me mira y suspira.
— No podemos hacer nada, lo hecho, hecho esta, trajiste a la hermana de Leila hasta la manada, encima de que se ve muy joven y es tu verdadera luna, míralo por el lado bueno, tenemos un remplazo — se va dejándome confundida, el pelinegro me mira y se va también.
— No entiendo nada — me levanto y miro hasta la ventana enorme viendo un gran campamento, casi un pueblo antes mis ojos — ¿Estamos en el bosque? — pregunto mirando a los niños.
— Claro, tía, estamos a casi 50 kilómetros de la cabaña — dice Liz, la puerta se vuelve a abrir y miro al pelinegro.
— Salgan — ordena y los niños se van sin quejarse, apenas la puerta se cierra, lo veo acercarse a mí — Como es posible que yo haya sido engañado por ese viejo brujo — frunzo el ceño cuando me toma de la mano para olerme — No sé qué magia habrá usado ese viejo para que Leila tuviera tu olor pero me alegro que se haya muerto junto a su amante — me suelto alejándome de él.
— ¿La mataste? — pregunto con nervios.
— No, ella solo se escapó junto a su amante, debí darme cuenta de por qué no me dejaba marcarla en un principio — lo veo mira hacia el ventanal — A partir de hoy, te quedaras aquí — dice.
— Estás como demente ¿no? Porque veo que has perdido la razón — me mira un momento sin creer que diría eso — A ver, ya que sé que los lobos existen y que debí creerle a mi abuelo de eso, no hay necesidad de que yo me quede — camino hacia la puerta, pero no logro abrirla, me paralizo cuando siento su aliente en mi nuca, trago saliva.
— Eres mi luna, mi pareja predestinada, aunque lo niego, no puedo dejarte ir, Loryana — siento un cosquilleo en todo mi cuerpo — Hay muchas dudas de mi parte, espero que puedas contestarlas — me volteo siendo que se ha alejado por completo de mí.
— ¿No tengo opción? Ya sabes, como elegir entre el exilio o la muerte — miro su espalda, me impaciento un poco, todo está pasado muy rápido, apenas había llegado ayer al pueblo con un solo objetivo en mente y ahora resulta que soy la pareja de un hombre lobo al cual nunca he visto en mi vida.
— Solo tienes una opción, casarte y cría los hijos que dejó tu hermana — termino sentada contra la puerta, me mira — Que por alguna rara razón, tienen tu olor, como si Leila, una mujer lobo no los hubiera tenido, aunque siento que tu abuelo, un brujo de sangre pura, tuvo que ver…
No sé cómo sentirme, son muchos sentimientos revueltos, 12 años fuera de casa, solo tenía 13 años cuando deje el pueblo y ahora me entero de que mi hermana era una mujer lobo y mi abuelo un brujo.
— ¿Y bien? — se agacha frente a mí — Dime que sabes al respeto — la puerta es tocada.
— Kory, más te vale que no le haga nada a la chica — dice Arturo, miro al hombre cuyo nombre es Kory, un bonito nombre para algo tan grande.
— Bien, te espero a la cena, no trates de escapar, porque entre tú y yo, yo soy más rápido de encontrarla — me quito de la entrada levantándome y se va, espero un buen rato y abro la puerta encontrándome un pasillo muy largo, esta casa debe ser bien grande. Cierro y me siento en la cama.
Leila está muerta, mi abuelo está muerto, no tengo a quien recurrir más que a mi tía Lola, pero lo raro aquí es que mi abuelo sacrificó la vida de Leila que entregarme a mí, lo que no termino de entender.
Lory Connor.Francia, Ciudad Vanille, 3 años después. — No puedo creer que se casen — habla Kory mirando al altar, río un poco viendo al rubio de Arturo casarse con Charlotte, una vampira encima hija de Chad quien mira con una intensa gana de llorar, pero no lo logra.— Tú mismo le dijiste que hiciera su vida ahora que no es beta de la manada, que no se te olvide — habla Gael a mi lado, mientras Liz lloraba en los asientos delanteros con sus dos hermanos a sus lados.— Creí que me casaría con Arturo, ahora veo mi sueño frustrado — dice la pelinegra de nuestra hija, Kory rueda los ojos a mi lado al igual que Kosmo y Karl con solo mirar el movimiento de su cabeza al hacerlo — Al menos Karl se casara con Kat — miro a Kory que no dice nada y Karl voltea a mirarnos.— ¿Qué? — susurro para después escuchar aplausos, aplaudo mirando a mi hijo mayor. Los novios salen de altar que se creó en la mansión que ha cambiado mucho desde que me fui.Kory se acerca a mí con una niña de 3 años, pelirro
Kory Vanille.Abro la puerta creyendo que los chicos se habían quedado afuera, pero grande fue mi sorpresa al ver a Lory entrar enojada como nunca creí que la vería.— ¿Algo que me quieras decir? — pregunta cruzándose de brazos, frunzo el ceño.— No entiendo a que se refiere, señorita Connor — se ríe un momento dejándome más confundido de lo que ya estaba desde que entró al apartamento, mira a su alrededor.— Te lo preguntare de manera sencilla… ¿Sentiste algo cuando me viste? — pregunta, deshace sus brazos cruzados para mirarme de cerca, me mira a los ojos buscando algo en mis ojos al igual que yo, mi corazón late con prisa por su cercanía.— Solo me pareciste familiar — asiente y parece querer decir muchas cosas, pero no lo hace, se voltea y la detengo tomándola del brazo se suelta para tomar la manilla de la puerta.Me quede en silencio y solo suspiro.— En otra vida fuiste mi chica, pero en esta vida no creo que seas mi chica — se detiene cuando le digo eso, me estaba conteniendo,
Lory Connor.Kat me mira y yo solo puedo morder mi labio queriendo esconderme bajo una piedra sin creer que pasé la noche con un guapo hombre lobo multimillonario padre soltero de 3 niños al cual conocí en una cita a ciegas y sentí muchas cosas cuando me besó y unimos nuestros cuerpos sintiendo cada capa de sudor, lujuria y pasión.— La hora que es… ni quiera fuiste a la oficina — chillo escondiendo mi rostro, pasé una noche tan candente que todo mi cuerpo solo me exigió descansar — ¡No puede ser que ambos…! — grita al igual que yo por segunda vez — ¡No te creí capaz, apenas lo conoces! — me señala saltando en el sofá.Nos quedamos calladas en un buen rato, me calme un poco al igual que Kat que solo se disponía a mirar una botella en la mesita, se quitó los lentes y cerró los ojos mirando al techo mientras yo miraba la botella medio vacía pero también medio llena, como si estuviera reflexionando sobre lo que había pasado.— ¿Lo volverás a ver? — niego a su pregunta, me mira bien — ¿No
Kory Vanille.Abro mis ojos sintiendo su olor tan cerca que me doy cuenta que está abrazándome con fuerza, siento que nunca me olvidó, aunque anoche me haya mirado como la primera vez, con curiosidad cuando me aparecí en mi forma de lobo y ella era una niña. Le abrazo contra mi pecho y sonrío con nostalgia.Vuelvo a cerrar los ojos intentando no llorar.(…)Empujo la puerta después de haber dejado a Lory en su edificio, no hablamos casi después desayunar, por lo que me sentí raro luego de que pasamos la noche juntos después de 300 años. Sonrío terminando de entrar y cerrar la puerta para después mirar como mis tres hijos se encuentran sentados en el sofá de la sala, me miran a la vez.— Llegaste — se levanta Liz corriendo a mí para luego sonreír — Veo que papá tuvo una noche de pasión — me sonrojo mirándola, Karl y Kosmo se miran y comienzan a reírse.— Ustedes tres palmearon todo esto — afirmo señalándolos, me siento en el sofá y Liz se sienta en el antebrazo del sillón donde esta Ka
Lory Vanille.Veo llegar a Kat con una cara de preocupación que al verme suspiró sacando todo el aire que tiene en sus pulmones, se me acerca tomándome de los hombros a donde estoy sentada en el sillón. La miro confundida pensando en que algo debió pasar en su consulta al médico.— Tenemos que hablar — asiento a la seriedad en la que pronunció esa oración, pero somos interrumpidas por su teléfono, mira y me mira — Será en otro momento, con permiso — se va al balcón y niego siguiendo con mi comida y mi serie, pero vuelvo a mirar al balcón.¿Será que sucedió algo grave como para que me mirara de esa forma al igual de hablarme así? Puede ser.La veo entrar y me mira con una pequeña sonrisa nerviosa.— Espero que no te moleste… pero mañana tienes una cita a ciegas — la miro bien, pensando que acabo de escucharla mal.— Mañana es mi día libre y… ¿Me hiciste una cita a ciegas? — asiente con una sonrisa, pone una foto en su teléfono y miro bien, hay un hombre muy apuesto de cabello oscuro y
Kory Vanille.Kat no tenia donde meter la cabeza, había estado desaparecida desde la muerte de Lola y ahora aparece de la nada, al parecer ya sabía dónde encontrarme. De todos los lugares tuve que encontrarla aquí en Londres.— Te hare una pregunta muy sencilla, espero que puedas responderme con honestidad, porque vaya que desapareciste después de la muerte de la bruja Lola, algo me ocultaste, Kat — hablo, Helena no sabía que, de los 50 lobos en la ciudad, vivía uno de más.— En serio que no quise que las cosas terminaran de esta manera, Kory — me siento en el sofá.— ¿Por qué no regresaste a la manada? — pregunto curioso, traga saliva. Ya no me encontraba en la mansión de Helena, ahora estaba una pequeña casa que terminó comprando Karl en caso de tener quedarse unos meses por aquí — Vas a responder, ¿no? — suspira.— Le hice un juramento a Lola, no puedo decir nada — responde, Liz mira desde la silla tras el escritorio — Sabes cómo son estos juramentos con brujas, Kory — asiento rind
Último capítulo