—¡Cállate, te voy a matar!
Rosa se puso furiosa y se me lanzó encima.
—¿Crees que por ser terapeuta principal ya puedes salir adelante? ¡Ni lo sueñes! No te voy a dejar vivir tan fácil.
—Voy a hacer que lo pierdas todo como yo. Rosa abrió enormes sus ojos rojos como sangre, con las garras extendidas, queriendo hacerme pedazos.
—Puedes odiarme, pero no asustes a mis estudiantes, vamos a hablar a otro lado.
—¿A otro lado? ¿Dices tú y tengo que obedecerte?
—Perdí mi título de terapeuta, mi esposo no me quiere, mis padres me echaron de casa, hasta Javier...
Al decir esto, se tapó el pecho como si estuviera muy herida, luego alzó la vista y me miró ferozmente.
—¿Crees que con esto ya ganaste? Rosa tomó unas tijeras del suelo y me las clavó.
Algunas de mis estudiantes eran niñas, no habían visto una escena así, todas gritaron asustadas.
—Rosa, si quieres hacer un alboroto, te aconsejo que pares.
—Esto es una escuela, no te va a ir bien. Esquivé sus ataques, protegiendo a los estudiantes haci