Victoria, supremamente ocupada con los preparativos de la boda, daba los últimos retoques a todo. Leyó nuevamente la lista que había hecho para no olvidar nada y vio que todo estaba en su lugar. La boda estaba por comenzar, los invitados recorrían el hermoso jardín y la capilla estaba abarrotada de gente. Allí estaba su padre, con su hija Isabel de brazo, quien iba a entregarla a Erick, su futuro esposo. Decidió alejarse e ir hasta la oficina; no quería verlo tan feliz y sonriente al lado de sus otros hijos.—¡Victoria, necesito hablar contigo! —Era Andrés, que tocaba a su puerta. Ella acababa de sentarse para descansar y ahora él venía a interrumpir su tranquilidad.—No estoy, me fui de viaje.—Victoria, déjate de tonterías, tengo algo muy importante que decirte. —Ella abrió la puerta de inmediato.—¡Te he llamado! ¿Por qué no has contestado?—Estoy ocupada organizando una boda.—¡Solo quiero decirte que ya sabemos quién es el hombre que te está extorsionando!—¿Sí? ¿Quién es el desg
—¿Acaso no le vas a decir nada a tu noviecita que está coqueteándole a mi prometido?—¿Y tú no le vas a decir nada a tu prometido?—¡Claro que me las va a pagar, y ella también por zorra!—¡Con Victoria no te metas, de ella me encargo yo!—¿Y qué le vas a hacer? —preguntó Brenda con cinismo.—Eso no es asunto tuyo.—Aunque, viéndolo bien, tú y yo deberíamos darle una lección a ese par de desgraciados.—¿Y cómo sería esa lección? —preguntó Daniel con una sonrisa burlona.—¡No lo sé! —Brenda empezó a coquetear con Daniel, y él estaba muy complacido.--- Enseñemos a ese par que con los sentimientos ajenos no se juega", dijo Brenda sonriente. —Sí, esa idea me gusta —Brenda le susurró al oído a Daniel que buscaría un lugar para que estuvieran los dos, sin que nadie los molestara. Ella caminó hacia los baños de hombres y desde allí lo llamó al móvil para que este acudiera sin perder tiempo, mientras los novios se encontraban en el altar dando el "sí". Daniel, sin perder tiempo, acudió par
Sabía que la mayoría de las personas en el mundo eran unas traidoras, pero no esperaba eso nunca de Victoria. La tenía en un concepto muy elevado y ahora se daba cuenta de que era igual o peor que todos. Se estaba metiendo con un hombre casado, que podría ser su padre; y él, Antonio, casado con su tía, le estaba siendo infiel con esta jovencita. No soportaba tanta traición; decidió salir y buscar un poco de aire. A ninguno le perdonaría lo que estaban haciendo; una copa de licor en este momento sería lo mejor. En ese momento su prima Isabel lo llamó para que se uniera a la celebración y él aceptó encantado. —Hija, me di cuenta de que sacaste todo el dinero de la cuenta. —Sí, yo... lo necesito; quiero expandir más el salón de eventos y reuniones y pues es mi dinero. —Me alegra, hija, que pienses así. Me gusta cómo has logrado superar miles de obstáculos y pues me siento orgulloso de ti. Ahora voy a volver a la fiesta; ¿quieres acompañarme? —No, tengo muchas cosas que hacer y
Muy temprano salió en busca de ella. Llamó a la empresa y le dijeron que no había ido a trabajar. Entonces llamó al salón de eventos y le dijeron que llegaría en un momento. Pero ya no tendría que buscarla; estaba frente a él, caminando por la acera de la calle, tomando de su botella de agua. Comenzó a pitar para que ella lo viera, pero esta ni siquiera se inmutó; los que sí se enojaron con él fueron los conductores de los autos que estaban adelante, pues pensaron que lo hacía para molestarlos.Andrés detuvo su auto y corrió hacia ella; necesitaba hablar y este era el momento.__ Victoria, ¿acaso estás sorda?__ ¡Doctor! ¿Qué sucede?__ ¡Te he pitado durante casi una cuadra y no te detienes!__ No me detengo ante los pitos de los autos.__ Ya veo.__ ¿Qué quieres?__ ¿Es cierto que te casaste con mi hermano? Ella guardó silencio. - ¡Contesta, por favor!___ Sí, sí me casé con Daniel.- ¡No debiste hacer tal cosa!__ ¡Es mi problema!__ ¡Daniel es un mal ser humano! ¡Él no es lo que
Brenda se sentía en el lugar equivocado; Andrés ya no la miraba y parecía que la odiaba. Hace tiempo había cambiado con ella, pero ahora estaba tan distante, parecía tener la cabeza en algo o en alguien más.Andrés tenía otro asunto que le daba vueltas en la cabeza: su esposa Bella, al morir estaba embarazada. Tenía sospechas de si el bebé fuera de él y decidió saber de una vez por todas la verdad; ya no quería seguir martirizándose ni un día más. Le pidió a su abogado que se encargara del asunto pero que fuera rápido y pronto ya tuvo en sus manos aquel documento que le diría la verdad. Solo y sentado en su oficina, abrió el sobre; solo compartía el 25% de ADN con el bebé, o sea, era el tío. Sus sospechas eran ciertas: su esposa Bella, le había sido infiel con su hermano. Y ahora él se había casado con Victoria; como odiaba a su hermano Daniel, tenía que hacer lo imposible para separarlo de ella. De seguro le haría daño y no estaba dispuesto a que eso pasara. Daniel todo lo que tocaba
Victoria quedó impactada por las palabras de Andrés. ¿Cómo era posible que Brenda también se acostara con Daniel? Era una bandida; no le bastaba con un hombre y necesitaba buscar dos o más. Sin querer, se sorprendió agradeciendo que Brenda estuviera involucrada con él: era la excusa perfecta para alejarse definitivamente. Pero antes debía encontrar la manera de pagar todo el dinero que le debía, para no tener más vínculos con ese hombre.Mientras tanto, Andrés salió del edificio y caminó hasta su auto, estacionado a la entrada de la empresa. Allí fue interceptado por dos hombres que, sin rodeos, le exigieron su maletín. Por supuesto, Andrés se negó a entregarlo: allí llevaba su valioso proyecto. Los desconocidos, entonces, lo golpearon e intentaron arrebatárselo a la fuerza. Afortunadamente, la seguridad de la empresa reaccionó de inmediato, disparando a los atacantes —sin intención de matarlos— y logrando que huyeran del lugar.La directiva de la empresa ordenó a todos los empleados
Victoria, al mirar el reloj que estaba colgado en la pared de su cuarto, se sobresaltó: eran las 10 de la mañana. Había dormido todo ese tiempo; ella acostumbraba a estar despierta antes de las 6 y hoy había abusado de su día libre. Primero tomaría un gran desayuno, pues el hambre la estaba matando; luego una ducha, se arreglaría un poco para ir en busca de información sobre el gran jefe Pluma Blanca, Andrés Castillo. Ahora siendo casi vecinos, Victoria se fue caminando hasta la casa de los Castillo. Por un momento observó el auto que su padre le había regalado y se preguntó cuándo lo utilizaría. Tenía que hablar con la fiscal para ver si ya podía conducir y también conseguir un abogado que no fuera un pillo como el tal Edwin. Hizo un par de llamadas para ver quién le recomendaba un buen abogado y ya le tenían respuesta sobre uno que le recomendaron como el mejor, quien—como Martha—la de recursos humanos—le recomendaría a ese señor como lo mejor y también costoso. Pronto llegó a l
—Ya te fueron con el chisme. Brenda es una zorra que se acuesta con cualquiera. Me enredó fácilmente y caí —dijo Daniel, encogiéndose de hombros.Andrés, quien hasta hacía un momento reía junto a Victoria, ahora mostraba un gesto serio y endurecido.—Hermano, deberías alejarte de esa mujer; no te conviene —advirtió, con voz tensa.—No vivo con ella, no es mi prometida, no somos nada —replicó Andrés, clavándole la mirada—. Ustedes dos deberían quedarse juntos; tienen mucho en común, sobre todo el gusto por hacerle daño a los demás —añadió, con el rostro endurecido por la rabia.Sin añadir más, decidió retirarse. No quería dejar a Victoria sola con Daniel, pero tampoco podía quedarse allí. Ya no le tenía confianza; lo odiaba por todo el daño que le había causado y temía que hiciera lo mismo con ella.—¿Qué tengo que hacer para que me prestes atención como se la prestas a Andrés? —preguntó Daniel, acercándose peligrosamente a Victoria.—He estado un poco ocupada con la mudanza y el traba