Victoria, totalmente sorprendida, solo se dejó llevar por los besos apasionados y salvajes de Andrés, su cuñado. Así estuvieron, no sé cuánto tiempo, queriendo devorarse el uno al otro, hasta que Victoria fue consciente de lo que estaba sucediendo y decidió apartarlo de ella. Los dos estaban en silencio, llenos de culpa por lo que habían hecho.—¡Me iré a dormir! Creo que es lo mejor —dijo Victoria con cierto nerviosismo.—También me iré a dormir. Los dos salieron de la cocina en silencio y cada quien se fue hasta su habitación pensando en lo ocurrido. Andrés se acostó con cuidado al lado de Brenda mientras ella roncaba a pierna suelta. Se sentía de maravilla, mejor que nunca; en cambio, Victoria daba vueltas pensando en lo que ocurrió. Ella estaba casada con Daniel y se estaba besuqueando con su hermano; esto era de no creer.Decidió acostarse e intentar dormir un poco, pero le era imposible. Esos besos de Andrés la habían dejado casi sin fuerzas; fueron intensos, apasionados, simpl
Autos elegantes se dirigieron al cementerio de la ciudad. Allí descansaría en paz Daniel Castillo, padre. Ya en el cementerio, el sacerdote comenzó con la misa y a hablar de la vida eterna en el más allá. Luego de hablar sobre la perversión de la humanidad, saltó a hablar del difunto, de lo importante que había sido para su familia y su empresa, en fin, lo de siempre. La familia estaba muy triste, pero eran conscientes de la enfermedad de Daniel y su muerte la vieron más como un descanso para todos, sobre todo para la familia.Victoria se había alejado un poco para evitar estar al lado de gente que no conocía. Todos ellos eran familia y amigos muy cercanos. Ella estaba casada con Daniel, pero eso nadie lo sabía, solo ellos dos. Y por ahora, seguiría oculto, aunque ni ella misma sabía por qué lo ocultaba, si Daniel quería gritarlo a los cuatro vientos.—¡Te ves muy feliz con Daniel!Al voltear a mirar, era Brenda. "Qué pereza", pensó Victoria. __ Sí, somos felices. __ ¡Hasta que
__ Sí, señor, disculpado. Victoria no estaba prestando atención a las palabras de Andrés; había visto a alguien que la dejó muy sorprendida y también muy enojada. A unos pocos metros estaba Antonio Caballero, su padre, rodeado de su verdadera familia. Estaba acompañado de su esposa y sus hijos, además de otras personas; a pesar de estar en un funeral, se veían sonrientes y felices. No quería seguir soportando esto; era humillante verlo tan feliz con ellos mientras a ella le había tocado una vida tan difícil sin él a su lado. __ Doctor, le pido disculpas, se me había olvidado un asunto muy importante en el salón de eventos. __ Sí, sí, no hay problema; hablamos mañana. Victoria, tienes que organizar una boda; es mi prima Isabel. Te envié el número de móvil de ella y cierta información sobre lo que ella desea. __ Sí, ya nos estamos encargando de todo. __ No creo que mi prima quiera posponer su boda por la muerte de mi padre; lo único que tiene en mente en este momento es casarse.
—¿Quién es usted? ¿Por qué hace esto? —Victoria llamó a ese móvil y, aunque escuchaban sus palabras, no le respondieron. ¿A quién acudiría para resolver este problema? Estaba muy nerviosa; estas imágenes acabarían con todo lo que era su vida, su reputación. ¿Qué diría su madre? ¿Quién estaba detrás de esto?Tenía que hacer algo; por ahora, iría hasta la policía para presentar la respectiva denuncia por la extorsión y por utilizar su imagen para realizar actos eróticos en quién sabe qué páginas para adultos. Andrés, quien se encontraba en una reunión de empresarios muy importante donde se definiría el futuro de su hermano como gerente general de la empresa por todo un año, o a quien él escogiera que reuniera los requisitos para desempeñar ese papel y dejar las riendas de la empresa, como se venía haciendo cada año por los hijos Castillo, recibió una llamada que solicitaba su presencia de manera urgente. Por fin le dirían la noticia que había estado esperando durante más de cinco años
—¿Sucede algo? —Sí, pero estoy tratando de solucionarlo. Una llamada a su móvil la sacó de sus pensamientos. —¿Victoria? —¡Sí!... ¿Papá, eres tú? —¡Necesito hablar contigo! —Sí, sí; dime dónde estás y puedo ir; ¡quiero verte! —¿Cómo pudiste hacerme pasar malos ratos? Regreso al país y me encuentro con el escándalo de que utilizaste la empresa para tomarte unas fotos sin ropa. —Papá, yo... eso no es cierto; me hice las fotos, pero no esas; fueron alteradas. Acabo de salir de la estación de policía; por favor debes creerme. —¡No quiero seguir hablando contigo! ¡Estoy demasiado furioso para seguir escuchándote! —Papá, por favor; debes creerme. Victoria no se había dado cuenta de que Andrés había estacionado el auto y estaba muy pendiente de lo que ella hablaba. Pronto la llamada fue colgada por su padre, dejándola con mucha tristeza y lágrimas que caían sin cesar. —¿Qué está sucediendo? —No es asunto suyo; ¡por favor déjeme aquí! Ella lanzó el móvil al as
Andrés observó las fotos de Victoria; en realidad, era ella, hermosa y muy sensual. No había manera de saber si las fotos habían sido adulteradas, porque era su cara, su cuerpo. Entonces, ¿acaso ella sí se había tomado esas fotos y ahora estaba arrepentida de habérselas tomado? Lo terrible era que ahora la estaban extorsionando y, más adelante, quién sabe qué más le pedirían a cambio.Daniel, preocupado por la ausencia de Victoria, la llama insistentemente. No es normal que ella no le haga al menos una llamada o un mensaje. Por ello, le pide a su hermano Andrés que la busque para saber si está bien o si necesita algo.Antonio decidió calmarse y hablar por fin con su hija Victoria. Aún estaba muy molesto con ella, y justo ahora que deseaba retomar su carrera política y lanzarse para alcalde de la ciudad, estaba el escándalo de su hija. Además, nadie sabía que esa joven era hija suya, aunque llevara el apellido Caballero. Victoria, aunque estaba muy dolida por las palabras de su padre,
—Daniel no es una buena persona —dijo el hombre con voz tensa, mirando a su hija con severidad—. Le hizo mucho daño a su esposa; andaba aquí y allá, sin respeto ni medida. Te aconsejo dejarlo.—Pero… yo no sé qué decir —musitó Victoria, bajando la mirada—. Él se ha portado muy bien conmigo.—Y espero que lo siga haciendo —sentenció él con firmeza, apretando los puños sobre la mesa—. De lo contrario, yo lo mato.—¡Papá, por favor! ¡No hables así! —protestó ella, visiblemente angustiada.—Si te hace daño, no me voy a quedar de brazos cruzados —insistió él con la voz cargada de protección paternal—. Dime, ¿cómo está Mary? ¿Puedes darme su número de teléfono? Necesito hablar con ella.—Mamá está muy enojada contigo —respondió Victoria tras un largo silencio—. Dice que nos abandonaste.El hombre respiró hondo, como si se preparara para una verdad difícil.—Yo no las abandoné, hija… ¡debes creerme! —dijo, con un tono quebrado por el remordimiento—. No quería hablar de este tema hoy, pero me
—¡Eso que me dices es terrible! —exclamó Victoria, llevándose las manos a la cabeza.—Sí… casi perdemos la empresa —respondió Antonio, dejando caer el cuerpo en el respaldo de la silla—. Hace poco conseguimos unos contratos bastante generosos con inversionistas chinos. Estela se la jugó por completo con ciertos proyectos… ella y una empleada organizaron una especie de espectáculo, unos bailes y no sé qué otras cosas, con tal de volver a capitalizar la empresa. ¿Me acompañas más tarde a la oficina para ver cómo está todo? Me pondré al frente de nuevo y retomaré mis negocios.—Esa idea del espectáculo exótico para los chinos fue mía —dijo Victoria de pronto, con la voz firme.Antonio parpadeó, confundido.—¿Qué estás diciendo?—Tal como lo oyes. Trabajo para la agencia de publicidad RGBRANDING, y a cada área se le pidió una propuesta innovadora para impactar a esos empresarios. Presenté la idea, pero Karoll, mi jefa directa, no la recibió bien. Así que hablé con Estela y ella aceptó de