—¿Sucede algo? —Sí, pero estoy tratando de solucionarlo. Una llamada a su móvil la sacó de sus pensamientos.
—¿Victoria?
—¡Sí!... ¿Papá, eres tú?
—¡Necesito hablar contigo!
—Sí, sí; dime dónde estás y puedo ir; ¡quiero verte!
—¿Cómo pudiste hacerme pasar malos ratos? Regreso al país y me encuentro con el escándalo de que utilizaste la empresa para tomarte unas fotos sin ropa.
—Papá, yo... eso no es cierto; me hice las fotos, pero no esas; fueron alteradas. Acabo de salir de la estación de policía; por favor debes creerme.
—¡No quiero seguir hablando contigo! ¡Estoy demasiado furioso para seguir escuchándote!
—Papá, por favor; debes creerme. Victoria no se había dado cuenta de que Andrés había estacionado el auto y estaba muy pendiente de lo que ella hablaba. Pronto la llamada fue colgada por su padre, dejándola con mucha tristeza y lágrimas que caían sin cesar.
—¿Qué está sucediendo?
—No es asunto suyo; ¡por favor déjeme aquí! Ella lanzó el móvil al as