*Tharion*
—Sólo uno… —susurró Lyra, con los ojos fijos en el bebé que sostiene en brazos.
Su voz apenas se escuchaba, pero las palabras eran cuchillas que se me clavaron en la piel.
Vi cómo le temblaban los labios, cómo una lágrima silenciosa se deslizó por su mejilla, y sentí que el aire se volvía más espeso.
Su tristeza pesaba tanto que llenó toda la habitación.
Me arrodillé junto a la cama, temiendo acercarme más, temiendo respirar demasiado fuerte y romperla aún más de lo que ya está.
—Lyra… —dije con la voz ronca, como si me hubiera tragado cenizas—. Por favor… mírame.
Pero no lo hizo. Sus ojos estaban perdidos en algún punto más allá de la realidad. En algún lugar donde su alma se desangraba.
Quería abrazarla, pero no me atreví. ¿Con qué derecho?
Debí haberlo evitado.
Debí haber sabido que esa bruja de Calista no se detendría.
La odio.
La odio con cada fibra de mi ser.
La forma en que miró a Lyra con ese brillo de envidia… por algo le robó a su prometido Rowan sólo para herirl