*Tharion*
Jamás en mi vida me había sentido tan desesperado.
Ni cuando Rondalyn me dejó por su Mate, rompiendo las promesas que nos habíamos hecho de jóvenes. Ni cuando me encontré solo, roto, viendo cómo ella tomaba la mano de otro como si la mía nunca hubiese estado ahí.
Eso dolió, sí.
Pero esto…
Esto me estaba destrozando desde dentro.
Lyra estaba muriendo.
Y mis cachorros con ella.
Caminaba de un lado a otro frente a la puerta del cuarto médico, con los puños cerrados, las uñas perforando mis palmas.
No podía ni respirar bien. Caminaba frente a la puerta una y otra vez, sintiendo que el pecho se me partía con cada segundo que pasaba sin noticias.
Las paredes me ahogaban. El aire pesaba. El olor a sangre, a medicina, a miedo… lo impregnaba todo.
—¡Maldita Calista! —gruñí, con el pecho temblándome—. Esto seguramente fue cosa tuya. Juro que te arrancaré la garganta con mis propias garras…
Quería gritar. Quería entrar a esa habitación y llevarme a Lyra conmigo, arrancarla de entre l