**Lyra**
La sonrisa de Sienna aún flotaba en el aire, tan dulce como el veneno escondido en sus palabras. Me dolía la garganta, como si su desprecio se hubiera quedado atrapado en ella.
Estaba tratando de ordenar mis pensamientos, cuando escuché pasos firmes detrás de nosotras.
Mikail apareció, tan sereno como siempre, con las manos en los bolsillos y esa mirada tranquila que no dejaba ver nada más.
—¿Ya se conocieron? —preguntó, con un tono ligero y casual—. ¿Todo bien por aquí?
—Perfectamente —respondió Sienna, con su voz empalagosa—. Sabía que Lyra y yo íbamos a ser grandes amigas.
Tragué saliva, asintiendo como un autómata. Mi cuerpo hizo el gesto antes de que pudiera decidirlo.
Mikail parecía complacido con la respuesta.
Me sonrió de esa forma en la que lo hacía muy de vez en cuando, como si dejara caer su máscara por un segundo.
—Quiero mostrarte algo —dijo entonces, con ese tono cálido que me hizo pensar que se dirigía a mí.
Sentí que mi corazón daba un pequeño salto, impuls