**Mikail**
Corría como un maldito poseído.
¿Cómo demonios había logrado ese bastardo pasar por mis guardias de frontera sin que nadie lo viera? ¿Cómo había logrado llevarse a Lyra justo delante de nuestras narices?
Mi respiración era pesada, los latidos de mi corazón tronaban en mis oídos, impulsándome a seguir, a no detenerme hasta encontrarla.
Traté de establecer una conexión lobuna con Krimson, pero no funcionó. Estaba demasiado lejos. Maldije en voz baja, pero me obligué a calmarme.
Sabía que mi beta no me fallaría.
Krimson podía estar enojado conmigo, tal vez incluso me despreciara ahora, pero por Lyra... por ella era capaz de dar hasta su última gota de sangre.
Eso era lo único que importaba. Eso y traerla de vuelta a salvo.
El viento me trajo un rastro que reconocí al instante: su olor. Mi Lyra. Y junto a él, el hedor repugnante de Rowan.
Gruñí, apretando los puños.
—Ya vas a ver, maldito hijo de pu*ta... —murmuré, acelerando el paso.
El rastro de Krimson tambi