**Tharion**
Llegué justo a tiempo.
Cuando la vi en el suelo, encogida, con las manos protegiendo su vientre y el rostro torcido de dolor, sentí que el corazón se me detenía.
Había imaginado muchas veces el momento en que la volvería a ver… pero no así. No temblando, no herida.
No con la amenaza de muerte tan cerca.
La envolví entre mis brazos sin pensarlo, sintiendo cómo se aferraba a mí como si fuera lo único firme en medio de un mundo que se desmoronaba.
Mi pecho se hinchó de alivio. Estaba viva. Ellos estaban vivos.
Tenía tantas ganas de besarla, de abrazarla con fuerza, de prometerle que nada malo volvería a tocarla. De decirle que no estaba sola, que no volvería a estarlo.
Pero me contuve.
Entonces, su voz… tan suave, tan frágil… me atravesó como una ráfaga cálida.
—Gracias por estar aquí —susurró, como si decirlo más fuerte pudiera romper el momento.
Esbocé una sonrisa, apenas perceptible. Pero por dentro… por dentro sentí que podía respirar de nuevo.
Hice una seña con la cab