**Lyra**
Estaba doblando mi última manta cuando escuché pasos fuera de la tienda. Me detuve, conteniendo el aliento.
No necesitaba mirar. Sabía que era él.
—Lyra.
Su voz era breve, casi un susurro. Lo justo para anunciarse.
No esperó respuesta antes de entrar. Lo vi con el rabillo del ojo, de pie en el umbral, la mirada fija en el pequeño bolso donde guardaba mis cosas.
Eran pocas, tan pocas como las veces que me había sentido realmente en paz.
Se acercó unos pasos. El aire se volvió denso.
—¿Estás empacando?
Tragué saliva. No podía sostenerle la mirada mucho tiempo.
Sus ojos… algo en ellos había cambiado. Fríos, sí. Pero también tensos. Como si una tormenta contenida se agitara en su interior.
Me enderecé, sin soltar la manta entre mis manos.
—¿Vas a retenerme?
La pregunta salió más temblorosa de lo que quería. Pero no podía evitarlo.
Su presencia lo removía todo dentro de mí.
Vi cómo dudaba. Solo un instante. Pero lo suficiente para que mi pecho se encogiera.
—No —respondió al