Capítulo XIV

Selene

Me quedé helada al escuchar aquello. Todo ese tiempo, Ilan pudo haberme dicho que él era el Alfa de su manada y simplemente decidió guardárselo. No sabía cómo me hacía sentir eso; después de todo, él no me debía explicaciones y, siendo sincera, yo no las merecía.

En su manada, yo era menos que escoria, un estorbo que, lejos de aportar algo, siempre viviría a costa de las sobras que él o sus hermanos quisieran lanzarme; pero, por la mirada afilada que todos ellos me estaban dando, empezaba a creer que nadie en este lugar siquiera notaría si algo llegara a pasarme.

Paseé mi vista por el lugar, encontrándome con Ilan. Los lobos aún permanecían inclinados hacia él, y en cuanto sus ojos se cruzaron con los míos, no necesitó decir nada; supe inmediatamente lo que tenía que hacer.

Bajé mis rodillas al suelo e incliné mi cabeza tanto como pude, justo como lo hacían sus hermanos, y casi pude sentir su aprobación.

—De pie —espetó con autoridad.

Me levanté un poco después de los demás, so
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