Tres días sin saber nada de él y lo primero que hacía era darme más trabajo: como si no tuviera suficiente encargándome del Reino mientras evitaba que el Consejo sospechase que se había ido del Palacio. Ya caminaba en una línea muy fina y lo último que necesitaba era que la línea se estrechase aún más.
Solté un suspiro de impotencia mientras me masajeaba las sienes. ¿Cómo iba a encargarme de todo, yo sólo?
— Buenas noches, Beta Coren. Le veo cansado y trasnochador. ¿Se encuentra bien? — escuché la voz de Neric a mis espaldas.
— Buenas noches, Consejero Neric. Muchas gracias por preocuparse pero me encuentro muy bien. Salí al jardín para despejarme. ¿Qué hace levantado a estas horas? — pregunté fingiendo cordialidad.
— Estaba dando un paseo rutinario mientras reflexionaba acerca de la situación de los últimos envíos.
— ¿Y cuál es la situación?
— Los generales han caído en la emboscadas, sin supervivientes. El Asesino y La Sombra son dos grandes molestias y debemos cambiar