199. De vuelta
El vapor que llenaba el baño comenzaba a disiparse lentamente mientras Heinz y Ha-na salían de la ducha. Sus cuerpos aún brillaban con pequeñas gotas de agua que rodaban por su piel como perlas. Ha-na, envuelta en la toalla de baño de Heinz, parecía pequeña y delicada, sus mejillas aún rosadas por el calor y la intimidad compartida. La tela de la toalla, grande y esponjosa, le llegaba hasta las rodillas, envolviéndola como si quisiera protegerla.
Heinz tomó otra toalla y la pasó por su cabello oscuro antes de ajustarla alrededor de su cintura. Su figura atlética y marcada, acentuada por los músculos que resaltaban en sus hombros y pecho, contrastaba con la suavidad de sus movimientos mientras alcanzaba su camisa y la colocaba sobre una silla para que no se arrugara.
Se cruzaron miradas. No era necesario decir nada; Había algo en ese instante, en la tranquilidad después de la tormenta de pasión, que hablaba de confianza mutua. Ha-na, con pasos ligeros, se acercó al espejo para secar un