208. Fines de semana
Los fines de semana en casa de los Harada se convirtieron en un ritual reconfortante para Heinz y Ha-na. Desde el momento en que cruzaban la puerta de la casa familiar, eran recibidos con calidez y hospitalidad. La señora Harada, siempre diligente y amorosa, les preparaba los mejores platillos tradicionales, mientras el señor Harada conversaba animadamente con Heinz sobre negocios, valores familiares y su país de origen. Entre ellos se había formado un respeto mutuo, aunque el padre de Ha-na aún no comprendía del todo el alcance del amor que su hija sentía por Heinz. Pero lo veía en sus ojos, en su risa, en la forma en que sus hombros se relajaban cuando él estaba cerca.
Ha-na disfrutaba de la alegría de estar en su hogar, rodeada por los recuerdos de su infancia, por las voces familiares que la hacían sentir segura. Su hermano menor no tardaba en acercarse a Heinz con admiración disimulada, tratando de aprender de él sin que se notara demasiado. Heinz lo trataba con la misma seriedad