206. El baño
Heinz vio como su orgasmo brotaba de la rosada y hermosa intimidad de Ha-na. Algunas gotas cayeron al piso. Se alzó el pantalón y la cargó en sus brazos al espacioso baño interno del despacho. La luz se encendió, dando claridad. La acomodó con cuidado en el piso. Agarró papel sanitario.
Ha-na se apoyó contra la pared, con su espalada inclinada y su trasero sacado, mientras las delgadas piernas las tenía separada. Sonrojada, jadeando y sudada miró por el encima del hombro. Antes cada uno se limpiaba por separado, pero esa barrera también se había derrumbado. Luego de confesarse sus sentimientos y volverse novios, su confianza mutua había vuelto trascender. Ya no había intrigas o malentendidos entre ellos.
Heinz comenzó a limpiar con ternura la humanidad manchada de Ha-na. Sus dedos acariciaban su intimidad, recogiendo el viscoso orgasmo blanco con movimientos suaves pero firmes. Ha-na jadeaba y temblaba bajo su toque, cada caricia provocando que su cuerpo respondiera con pequeños estre