198. El enjuague
El agua de la ducha seguía cayendo como un torrente inagotable, envolviendo a Heinz y Ha-na en un velo cálido y vaporoso. Los ecos del agua al golpear el suelo resonaban en el baño, pero ninguno de los dos estaba consciente del sonido. Sus respiraciones se entremezclaban, formando un ritmo propio, mientras sus cuerpos seguían acercándose, atraídos como si una fuerza invisible los empujara a estar más cerca el uno del otro.
Los labios de Heinz encontraron los de Ha-na con una intensidad que iba más allá del simple deseo. Era un beso profundo, cargado de emociones y una pasión que parecía no tener límites. Su boca se movía con precisión, trazando cada rincón de los labios de ella como si estuviera memorizándolos. Ha-na respondió con igual fervor, inclinándose hacia él, dejando que la fuerza de sus emociones la guiara. El contacto era abrasador, como si ambos estuvieran ardiendo en una llama común que consumía sus inhibiciones.
Las manos de Heinz se movieron hacia su cintura, envolviéndo