—Elena, ya no te amo… yo te rechazo como mi compañera. Esas fueron las últimas palabras de mi esposo antes de lanzarme a un calabozo. Eligió a Selene, su primer amor, a quien parece nunca pudo olvidar, pero ¿quién soy yo a lado de ella? Ni siquiera puedo darle un heredero. Pero el destino tenía otros planes para mi. Después de su rechazo descubro que estoy embarazada. Sin embargo, el milagro de la vida viene con un precio: el embarazo me deja ciega. A pesar de mi nueva condición, Florezco como una líder formidable, ganándome el respeto y la lealtad de mi nueva familia. Y cuando Alaric viene a mi manada pidiendo ayuda, se contratará con una Elena distinta, la loba que alguna vez fue sumisa y rechazada ha cambiado.Esta es la oportunidad para vengarse del hombre que me humilló y le ocultando un poderoso secreto: el hijo que ambos engendramos.
Leer más—Te amo mi amor. Un altar, flores blancas y una melodía suave. Alaric me mira con una intensidad que me hace estremecer mientras desliza un anillo en mi dedo. Luego, un salto en el tiempo: su cuerpo desnudo sobre el mío, el calor de su piel fundiéndose con la mía en una noche que debería haber sido eterna. Pero la visión se fractura con un grito desgarrador. No el mío. No el de Alaric. El llanto de un bebé.—¡Igor! —mi voz lo llama, pero el niño corre, su risa infantil resonando en mis oídos. De repente, fuego. Lenguas anaranjadas devoran todo a su paso, el calor abrasador asfixia el aire. Intento alcanzarlo, pero mis piernas no responden. Mi grito queda atrapado en mi garganta. Y luego… oscuridad.Despierto con un jadeo, mi corazón tamborileando contra mi pecho. Un dolor punzante me atraviesa la cabeza. La luz tenue de la habitación me confirma que estoy en un hotel. No en mi casa. Me llevo una mano a la sien, intentando ordenar los fragmentos de recuerdos que aún se sienten borro
IGOREl sonido del tono de llamada retumbaba en mi oído mientras presionaba el teléfono con fuerza contra mi rostro. El dolor palpitante en mi brazo apenas me permitía concentrarme, pero no tenía tiempo para debilidades.—Necesito tu ayuda —mi voz sonaba más ronca de lo que esperaba.—Igor, ¿qué ocurre? —respondió al instante, preocupada.—Estoy afuera de tu casa. No puedo quedarme aquí. Te necesito.No hubo más palabras. Unos segundos después, la puerta de la casa se abrió y Chelsy apareció corriendo. Abrió la puerta del auto y se metió dentro, su mirada recorriendo mi cuerpo hasta posarse en la herida de mi brazo. Sus ojos se agrandaron, llenos de miedo.—¡Igor! ¿Qué te pasó? —su voz tembló mientras se inclinaba hacia mí.—No aquí. Necesito ir a un lugar donde nadie se dé cuenta de esto —respondí con esfuerzo.Chelsy asintió de inmediato, arranqué el auto. Antes de avanzar, se quitó la blusa y la rasgó con rapidez, improvisando un torniquete que ató con firmeza alrededor de mi brazo
SELENEEl ambiente en la habitación de hotel estaba impregnado de un aroma sutil a vino y perfume caro. Yo me encontraba sobre el sillón, mis labios enredados con los de Charles, mientras mis manos se deslizaban con precisión sobre su pecho. Podía sentir su excitación, su impaciencia. Sus dedos jugueteaban con la tela de mi vestido, intentando despojarme de él con torpeza. Yo fingía estar igual de ansiosa, mis suspiros bien calculados, mis movimientos diseñados para hacerle creer que este momento me importaba tanto como a él.Pero la verdad era que no sentía nada.Cuando sus manos empezaron a subir por mis muslos, noté el cambio en su respiración. Su ritmo se tornó errático. Un temblor sutil recorrió su cuerpo antes de que su peso colapsara sobre mí. Charles cayó a un lado, desmayado, su pecho moviéndose con respiraciones profundas y pesadas.Solté un suspiro de alivio. Por un instante temí que la mezcla que Liana me había dado no funcionara. Me incorporé, acomodé su cuerpo sobre el
ALARIC —¿Piensas acostarte con él? —le pregunté a Selene—¡Iugh! Claro que no. Es un humano, un desgraciado que me torturó sin remordimiento, no pienso acostarme con él. Ya lo tengo controlado, Liana va a ayudarme con un truco para hacerle creer que pasó una magnífica noche conmigo, pero solo será una ilusión. —¿Se han hecho muy buenas amigas con Liana? —Para nada, pero ambas tenemos un mismo propósito. Por cierto deberías hablar seriamente con Dante, Alaric, dice que es un infiltrado más y que la lista que entregó es falsa, pero no le creo nada, estoy segura de que va tras Esther. No ha olvidado a Elena… igual que tú.Levanté la mirada con dureza.—No voy a permitir que nadie se acerque a ella —gruñí.Selene dejó escapar una carcajada burlona y estaba a punto de soltar algún comentario mordaz cuando la puerta se abrió de golpe. Esther se detuvo al vernos y, con un ligero titubeo, dio un paso atrás.—No quería interrumpir —dijo con voz tensa.—Estaba por irme —intervino Selene, ded
IGOR —¿Tú crees que es posible enamorarse de dos personas al mismo tiempo? —pregunté finalmente a Liana, llevaba varios minutos en la cocina y observaba como ella se mompia de un lado a otro. —No. —Su respuesta fue firme, sin titubeos. Luego entrecerró los ojos y añadió—: ¿Por qué lo preguntas? ¿Quiénes son las afortunadas?Sentí un nudo en el estómago. Hablar con Liana sobre esto era arriesgado, pero si había alguien en quien podía confiar, era en ella. No podía hacerlo con mi padre y no tenía a nadie más a quien contarle sobre mis sentimientos. Suspiré y pasé una mano por mi cabello.—Estoy confundido —admití—. Siento que me estoy enamorando de las sobrinas de Esther.La reacción de Liana fue inmediata. Se puso de pie de un salto y me miró con incredulidad.—¡Estás loco! ¡Ellas son nuestras enemigas! —exclamó.Negué con la cabeza, manteniéndome firme.—No todos piensan lo mismo respecto a Esther. De hecho, algunos creen que...—Ella es la reencarnación de tu madre —interrumpió Lia
ALARIC —Tengo una reunión esta noche —anunció, cruzando las piernas con elegancia. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus labios pintados de un rojo profundo se curvaron en una sonrisa satisfecha—. Charles, Dante y otro tipo estarán allí.—Vladir —dije con certeza.Selene asintió con un destello de diversión en los ojos.—Era de esperarse —murmuró—. Engañar a Charles ha sido demasiado fácil. Ya nos besamos… y estoy segura de que, pronto, lo tendré en la palma de mi mano.Me recosté en mi silla y solté una risa baja. Charles siempre había sido un ingenuo. Selene sabía cómo jugar con los hombres, y Charles no era la excepción.—Hazlo creer que tiene el control —le aconsejé—, pero no subestimes a Vladir. Él no es como Charles.Selene se levantó con la gracia de un depredador satisfecho y se inclinó sobre el escritorio.—Lo sé. Pero tengo mis propias estrategias —susurró antes de salir de la oficina.Esperé unos minutos antes de hacer lo mismo. La noche era oscura y la
IGOR El corazón me latía con fuerza mientras mis labios se fundían con los de Chloe. Nos habíamos escondido tras un árbol, alejados de las miradas indiscretas. Ella entrelazó sus dedos en mi cabello y me susurró con dulzura:—Te amo, Igor.Una calidez desconocida se instaló en mi pecho y, sin dudarlo, le respondí:—Yo también te amo, Chloe.Me sentía bien con ella. Demasiado bien. Recordé las palabras de Liana sobre cómo los hombres lobo tenían una compañera predestinada, un vínculo inquebrantable. ¿Sería Chloe esa mujer para mí? Mi lobo interior rugió con una emoción contenida.Sin pensarlo, volví a besarla con más intensidad. Pero un presentimiento me recorrió la espina dorsal. Me detuve un segundo y levanté la vista, sintiendo una presencia cercana.Apenas perceptible entre los arbustos, los ojos de Chelsy nos observaba. Con un movimiento sutil, me separé de Chloe y le acaricié la mejilla.—Deberíamos ir a clase —le dije con una sonrisa fingida.—Tienes razón —aceptó con una leve
ESTHER—¿Cómo pudiste hacer esto? —solté sin preámbulos, reclamando a mi padre. Llegué furiosa a la su oficina, después de que Vladir me diera la mala noticia de que se convertiría en el líder de los cazadores. Yo había luchado por ese puesto, me esforcé por ser la mejor, ya hora mi padre traía a Vladir para tomar ese puesto. Mi padre suspiró y dejó su pluma sobre los papeles, entrelazando las manos sobre el escritorio.—Si te refieres a Vladir y Dante, lo hice porque necesito aliados fuertes. No podemos permitirnos errores, Esther. Esta guerra no se ganará sola.Fruncí el ceño.—No me digas que necesitabas aliados. Lo que hiciste fue meter a mi exnovio en esto sin siquiera consultarme. Vladir no tiene por qué estar aquí. Es mi vida, mi decisión. Además, yo merezco ese puesto más que nadie. —Eres mi hija. Y Vladir es un excelente cazador —dijo con su tono seco de siempre—. Sé que es un tema personal para ti, pero debes ver el panorama completo. Su linaje es fuerte y sus habilidades
ESTHEREl frío del bosque erizaba mi piel mientras mantenía mi arma en alto. Mis sentidos estaban alerta, cada sombra entre los árboles parecía moverse con vida propia. Un lobo. Estaba segura de haber visto un lobo.Mis dedos se tensaron sobre el gatillo cuando una figura emergió de entre la maleza. Pero no era el lobo que esperaba.Era Alaric.Y estaba casi desnudo.Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta. Solo llevaba unos calzoncillos oscuros y su piel brillaba con una fina capa de sudor, su pecho subía y bajaba con una respiración profunda y controlada. Intenté retroceder, pero mi espalda chocó contra un árbol. Quedé atrapada.Alaric se acercó sin prisa, su mirada clavada en la mía, intensa, oscura, cargada de algo que no podía definir. El calor que emanaba su cuerpo contrastaba con el frío del ambiente. Mis piernas flaquearon, pero me obligué a mantenerme firme.—¿Qué haces aquí? —pregunté, mi voz apenas un susurro.—Podría preguntarte lo mismo —susurró él, acercando su rostr