Sin embargo, mencionar a Leonardo parecía haberse convertido en un tema prohibido para Mariah. Mientras nadie mencionara su nombre, todo estaba bien; pero en cuanto alguien lo hacía, Mariah volvía a ponerse silenciosa y distante.
Vanessa no sabía si Leonardo se había puesto en contacto con Mariah después de aquello, ni tampoco preguntó sobre su situación, especialmente porque Luca aún necesitaba de sus cuidados.
En realidad, Mariah ya no quería escuchar más el nombre de Leonardo; cada vez que lo oía, regresaban inmediatamente los recuerdos desagradables.
Pero entonces, ocurrió algo extraño.
Durante varios días consecutivos, Mariah empezó a recibir regalos misteriosos.
Casi todos los días, la recepcionista la miraba con una sonrisa burlona.
—Señorita Hutchson, su novio es muy detallista. Aunque solo esté de viaje de negocios, sigue enviándole regalos sin fallar ni un día.
Ante la expresión envidiosa de la recepcionista, Mariah solo forzó una sonrisa amarga.
—No es mi novio. Yo no estoy