Mientras tanto, Mariah, después de haber soportado una paliza brutal, estaba al borde de perder la conciencia.
Cuando terminaron de golpearla, los agresores salieron de la habitación, claramente con la intención de dejarla jadeando y que se las arreglara sola.
Mariah luchó por levantar un brazo, logrando incorporarse del suelo. Solo ese movimiento le drenó casi toda la fuerza.
Apoyándose en la pata del escritorio, miró los moretones que cubrían su cuerpo y sintió un oleaje de odio hacia Beatriz.
Con las manos y los pies todavía atados, Mariah no podía moverse mucho y no tenía fuerzas para escapar.
Suspiró en silencio, esperando que Vanessa y los demás se dieran cuenta de su ausencia y vinieran pronto a rescatarla; realmente sentía que no podría aguantar mucho más.
Perdida en sus pensamientos, Mariah no pudo evitar quedarse dormida.
Cuando volvió a despertar, el cielo afuera estaba completamente oscuro. No tenía idea de cuánto había dormido, pero percibió vagamente que algo de su fuerz