—Leo, ¿estás realmente bien? —preguntó la asistente con cautela.
El tono de Leonardo se había suavizado.
—Estoy bien. No tienen que preocuparse por mí. Este asunto realmente no me afecta. Podría retirarme de la industria para complacer a esas personas, pero si lo hago, lo haré de manera limpia: nadie podrá manchar mi reputación.
Al escuchar estas palabras firmes, la asistente se sintió tranquila, dándose cuenta de que este era el jefe que conocía.
Esa noche, Leonardo publicó un mensaje en su cuenta personal de redes sociales:
—En primer lugar, quiero disculparme con todos los que me han apoyado durante tanto tiempo y se han preocupado por mí. Sin embargo, no deben temer demasiado por mi caída. Siempre he creído que los inocentes aclaran su nombre. Nadie me acusará falsamente por cosas que no hice.
—En segundo lugar, tengo un anuncio importante que hacer. Han sucedido tantas cosas en estos últimos días, y quiero ponerles fin. Por lo tanto, en unos días, cuando salga a la luz la verdad,