Claro, era un socio de negocios, así que era normal que fuera a visitar a su madre.
—Disculpa, no quise decir eso.
Sofía se rio, tratando de suavizar la situación.
—No pasa nada si vienes conmigo a verla.
Además, como Valeria estaba allí, no quería que la situación afectara la salud de su madre.
Cuando se disponían a entrar, una voz de alguien furioso que intentaba contenerse, los detuvo.
—¿Qué están haciendo ustedes dos?
Se voltearon al mismo tiempo para ver quién había hablado.
Al reconocer a Alejandro, el asombro se reflejó en su mirada.
«¿Qué hace aquí?»
Sofía no entendía qué estaba pasando.
«¿Cómo es que los dos aparecieron justo hoy? Casi nunca coincidían».
Se quedó inmóvil, observando cómo se acercaba. Su figura alta y esbelta proyectaba un aura imponente que mantenía a todos a distancia, y eso le aceleró el pulso.
Era raro verlo así. Sobre todo, por la mirada que le estaba poniendo; era la primera vez que Sofía lo veía de esa manera.
En cuanto llegó a su lado, se paró junto a e