El asistente observaba desde un rincón, paralizado, sin atreverse a acercarse.
—Señor Carter, no se enoje… ¿Pasó algo? —se animó a decir en voz baja.
La voz de su asistente pareció traer a John de vuelta a la realidad.
—Dime una cosa, ¿qué carajos se cree esa estúpida de Sofía? ¿Cómo se atreve?
Solo de pensarlo, sentía que se le retorcían las entrañas de rabia. Al principio, ella estaba de su lado, era suya. No entendía cómo, de un momento a otro, esa mujer había decidido irse con la competencia.
El asistente sacó su celular y, al ver los titulares del día, no pudo evitar suspirar con una mezcla de sorpresa y resignación.
«No puedo creer que Sofía encontrara un socio tan rápido. ¿Y ahora qué va a pasar con LC Corporation?»
En un principio, quiso preguntarle algo al respecto, pero al ver el estado en que se encontraba John, prefirió no decir ni una palabra.
«Para ser honesto, he querido decírselo desde el principio. Fue él mismo quien orilló a la señorita Vargas a esto. ¿Qué esperaba? E