«No, pues qué listo», pensó John con amargura.
Apenas le había dado la espalda y ella ya se había ido con Randall Miller.
¿Ya lo tenía todo planeado?
Para decirlo sin rodeos, ¿ya tenía un reemplazo en mente desde el principio?
John apretó con fuerza el volante, su cara era el reflejo de toda su furia.
Pronto llegó al estacionamiento subterráneo de Inmobiliaria Panorama.
Se había encargado de averiguar que ese día Sofía había ido en su propio carro, así que tarde o temprano tendría que pasar por ahí. Solo tenía que esperarla.
Se bajó del carro y buscó el vehículo de ella por el estacionamiento.
Cuando lo encontró, se agachó detrás, moviéndose con un sigilo sospechoso.
Pero Alejandro, que justo llegaba para verla, fue testigo de toda la escena.
Ladeó la cabeza y entrecerró los ojos, observando al individuo que se escondía detrás del carro.
Se rio entre dientes, pero su risa carecía de toda calidez.
Alejandro había reconocido el carro de Sofía.
Sacó el celular con toda calma y le marcó a