El asistente personal de John Carter cambió por completo su actitud servil por una soberbia.
—Si eres empleada de la directora Vargas, ¿por qué no viene ella en persona? ¿Para qué mandan a una simple asistente?
La asistente de Sofía contuvo la rabia.
—Soy la única asistente personal de la directora. Yo vine porque tengo toda su confianza para representarla.
El asistente de Carter la miró con desprecio y, para marcar aún más la distancia, le respondió en un inglés perfecto:
—Entonces que venga ella. Y para que te quede claro, esta es una orden directa del señor Carter.
Dicho esto, el tipo se dio la vuelta y entró al estudio, dejando al otro plantado en la puerta sin dirigirle una segunda mirada.
Al verlo actuar así, la asistente de Sofía sintió una rabia impotente, pero no había nada que pudiera hacer.
Sabía que un simple asistente no se atrevería a hablarle así a la directora de Inmobiliaria Panorama por iniciativa propia. Tenía que ser una orden directa de John Carter. De otro modo, s