Isabel ya pensaba cómo iba a poner en su lugar a Sofía.
Mientras tanto, en su oficina, ella se ocupaba de sus asuntos cuando un estornudo la tomó por sorpresa. Una extraña inquietud la invadió. Sentía que algo no andaba bien, como un presagio de que algo malo estaba por ocurrir.
Sacudió la cabeza, intentando despejar esas ideas raras. No quería darle más vueltas a pensamientos absurdos que solo conseguirían arruinarle el día.
En ese momento, su única prioridad era la expansión de los proyectos y el crecimiento de Inmobiliaria Panorama. No quería pensar en nada más.
Se recompuso y volvió a concentrarse en los documentos que tenía enfrente. Pero apenas había leído unas líneas cuando la inquietud volvió a crecer en su interior, más intensa que antes.
«¿Qué demonios está pasando?»
Incapaz de seguir trabajando, se levantó y se acercó a la ventana para observar el ir y venir de los carros en la calle. Solo entonces sintió que su mente se calmaba un poco.
«Quizá solo estoy exagerando…»
Justo