Pero ahora, Sofía tenía que admitir que algo en su interior se había roto.
Cuando se trataba de Alejandro, sus emociones se desbordaban sin control.
La gente es así: es precisamente porque no pueden dominar sus sentimientos que sus deseos no dejan de crecer.
Solo podía repetirse una y otra vez, tratando de convencerse. «Él ya tiene a su amor verdadero, tú eres solo un instrumento. ¿Por qué te haces ilusiones y te lo tomas en serio?»
Los sentimientos son una apuesta de alto riesgo.
El que se entrega primero, pierde.
«¿No había aprendido nada de lo que pasó con Daniel?»
Al pensar en ello, se empezó a sentir frustrada.
Hizo un esfuerzo por reprimir ese malestar y volvió a concentrarse en los documentos que tenía delante.
«El proyecto del terreno está estancado, ¿cómo puedo dejar que los sentimientos se conviertan en un obstáculo?»
Cuando Alejandro salió, ya vestido, vio a Sofía revisando unos papeles.
Tenía una expresión seria, llevaba puestos unos lentes sin armazón y en su delicada cara