Él también extendió la mano. Se la estrecharon amistosamente y así sellaron su colaboración.
Jimena no entendía por qué, pero su corazón, antes inquieto, se calmó en el instante en que sus manos se unieron.
Daniel añadió:
—No se preocupe, señorita López. Le aseguro que no la voy a decepcionar. Al final, tenemos un enemigo en común.
Ella retiró la mano, su sonrisa era cortés pero solo profesional.
—Si es así, demuéstrame tu compromiso. ¿Qué tienes en mente?
La observó retirar la mano sin decir nada, su sonrisa no disminuyó ni un poco.
—Esta empresa es competencia directa de Inmobiliaria Panorama, así que lo que ustedes digan tendrá más credibilidad.
Jimena arqueó una ceja.
—Continúa.
—Lo que vamos a hacer es muy sencillo. A Inmobiliaria Panorama lo que más le importa es su reputación, así que, obviamente, vamos a presionarlos desde fuera para luego destruirlos desde dentro. Y después de eso... todo lo demás será pan comido, ¿no crees?
Daniel parecía bastante elocuente.
Jimena sopesó con