Capítulo veinticuatro. Maestro de natación

Maestro de natación

Paula miró disimuladamente a Arturo, su marido había decidido traer la oficina a la habitación del hospital.

—Si tienes algo que decir, solo dilo —dijo sorprendiendo a Paula.

—¿Cómo sabes… qué?

—Sé qué estás mirándome, Paula —aseguró sin levantar la mirada.

Paula se mordió el labio.

—Entonces, ¿vas a decirlo? —preguntó.

Arturo apartó la mirada de su laptop y presentó real interés a su esposa.

—Pienso que exageras, bien pudiste ir a la oficina, y…

—Te dije que iba a cuidarte y lo dije muy en serio, Paula. Todo esto ha sucedido por mi culpa —dijo con franqueza.

—¿Fuiste tú?

Arturo negó.

—No, pero de cierta manera te he puesto en esta encrucijada, te juro que no fue esa mi intención.

Paula estaba sorprendida, esta era la primera vez que mantenían una conversación decente y era la primera vez que Arturo se culpaba de algo.

—¿Estás seguro de que estás bien? —cuestionó Paula.

Arturo dejó el sofá y caminó hasta llegar a su lado.

—Ahora lo estoy, no sabes el susto que me h
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